viernes, 8 de junio de 2012

Una Mano

En el cuarto donde duermo, cuando tengo que venir a Ccs, hay un afiche. No me gusta verlo, no me gusta ver a hombres (mucho menos a políticos), pero lo han colgado allí para reducir la transparencia de esa ventana...

Lo que me molesta de la imagen (no es tanto la persona) es que él está allí, como extendiendo el brazo, como dando la mano... (pero no es verdad) (de hecho, es otro político hipócrita).

Hay momentos genuinos, entregas totales e incondicionales, pero a lo político no le creo. Si se tratara de mí, hace mucho ya, habría quitado ese cartel he inventado una solución; pero debo respetar las decisiones ajenas -no tanto porque quiera o necesite respeten las mías- sino que me desautorizo donde no tengo autoridad: Ese sitio no me pertenece.

En el plano real, cuando alguien me extiende su mano, una sonrisa, reconozco si es sincera. En el mundo de los humanos, si no hemos aprendido, iremos aprendiendo a discernir, intuir, por buscar nuestra verdad.

En más de una ocasión, sin contar mucho las veces, me he negado a rechazar apretones de mano. No tanto por saberles insinceros, por notar alguna mácula, alguna borrachera mental en los que me accesan o la ofrecen, sino que no me correspondo con la mentira, y no quiero vivir más en las falsificaciones de lo verdadero.

He aprendido demasiado.

Ayer -quizá como hoy- me he querido morir (y hablo literal y definitivamente),

Cualquiera dirá: “¿Qué le pasa a ese loco?” y tiene razón (y yo, también, la tengo).

Puede que no tengas una idea leve de lo que ha sido mi vida (tampoco yo podría atinar a descubrir qué ha sido la tuya). No digo que haya sido mala, ni peor ni mejor que la tuya; sólo que no quiero seguir repitiendo vidas sin terminar lo que queda de esta.

A ver si me explico: Parece que me he enamorado.

Ella y yo somos muy distintos. Quizá ni se dé por enterada; pero -literalmente- conversábamos horas al teléfono. ¿Saben quién paga las llamadas?

Esa mujer es totalmente distinta a toda referencia, no que sea más bella o fea que cualquier otra; sino que tiene varias cosas que yo intuía existían, pero ella me ha confirmado que son una realidad (y me tiene de cabezas abajo).

A su llegada, por ese vuelco, en la arremetida contra mis muros, hube de apagar mi teléfono ¿Cuándo, en lo que tuve por vida, me hallé en ese predicamento?

No me pesa que destruyera mis defensas. No me duele que invada ya mi vida, al asunto es que yo no vivo como ella y -esa contradicción- es la que me hace morir: Ya quisiera estar muerto (estoy cagado, pues) y, aunque esa no sería la excusa, mi realidad es la que ME prela: Su status económico y forma de vida me es visible (y eso sería lo que me estuviera matando) porque mi vida, como tampoco la suya, estarían bajo el mismo control.

Ignoro cuáles puedan ser sus actuales necesidades.

Supongo que -como todos- ella necesita cariño, lealtad, compresión o el estímulo de alguien (sabe Dios la naturaleza, la extensión o profundidad de esas cosas que ella necesita) pero, como me conozco, habrá ámbitos que ni son de mi gusto ni estarán en el límite de mi capacidad o competencia ¿Cómo no morir antes de ese tiempo?

Es fácil extrapolarme en algunos aspectos de mi vida, he estado en varias circunstancias, distintas situaciones; pero nunca en el más allá.

Si mi vida ha de seguir con esta “ mamadera ” de gallo, quiero firmar -hoy- mi carta de renuncia ¿Qué sentido tiene, para mí, el sube y baja de mi existencia?

Toda mi vida deseé alguien como ella (aunque no la conozco en todo).

Cuando vi la pelicula “UP” (de Disney – Pixar) me enamoré de la forma de ser de la chica. Al ver la película, sin saberlo, reconocí ese “yo” (apagadito) que cada año llevo escondido, por décadas.

P.S.

También estoy escribiendo para ti, Esperanza.

Dentro de mí todo está claro, pero “el mañana” no está en mis manos y, confesándo-TE-me, sé que esto puede ser mejor o peor, pero no me gusta mentir, ni confundir... ¡Aunque me halle confundido! (y no por mí, sino x los sucesos).

¡Me gustas mucho! Y -por supuesto- puedes gustarle (mucho más) a una docena de hombres (sin contar a las mujeres) ¡Ja! ¡Ja! 'Ja! (eso sería problema de ellas y de ellos) (pero, aquí, lidio con los míos).

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