sábado, 9 de junio de 2012

Fenómeno Dalilah




Hay cosas, y hasta secretos, que jamás deben hacerse públicos.

Supón que estableces la mejor de las comunicaciones, con cualquier persona. Ella o él comienza a contarte confidencias y, de pronto, comienza a decirte cosas que -se supone- no debían salir de su boca (pero te las dice por tenerte confianza) (por su necesidad de intimar con alguien, además de sí mismo) (o para hacerte creer que te dice verdades, pero para ablandarte en las cosas que sí son muy tuyas). ¿Confiarías tú en ella o él? (recuerda que está traicionando o menoscabando la confianza que otro u otra puso, primero, en él o ella).

Sé de amigos y, hasta de parejas, que se cuentan “todo” (cosa que dudo). Comprendo ese mecanismo en las que uno y otro se hacen concesiones de confianza, se dan “pruebas de amor”, se cuentan fantasías... y, penosamente, algunas de éstas se han vuelto realidad (en detrimento de la relación, de los hijos, etc) y -aquella confidencia- no les sirvió de nada; sino para ese breve momento de amor ágape o amor eros, en las que uno y otro se confiaron y, al final, se hirieron (casi mortalmente).

Supón que le dices: “Me gusta la cachapa de maíz dulce, amarillo... ¡Muy tierno! Le insistes en el cuento, le hablas de cómo ves y visualizas tu fantasía y, por cosas del destino (nada se produce “por accidente”) la cachapa te llega, y con bastante queso de mano (caíste en ese pecado y te llevaste -en él-a la mujer que amas) (la que tú dices amas) ¿Qué te queda de la experiencia?

Puede que haya esa satisfacción. Esa que se parece al tomarse una botella de miel -dulce, sabrosa- pero con un desgano que repugna, que empalaga... ¡Hasta como una diarrea! ¿Has comido miel hasta que la rechazas? (¿Alguna cosa comes -o haces- que te empalague?) ¡Yo sí!

Supón que, luego de tu cachapa criolla, ella se te va con la cachapera... ¿De qué sirvió todo el esfuerzo que hiciste para conquistarla? ¿No te dolió el tiempo que esperaste para HALLAR a la mujer de tu vida? (al hombre de tu vida).

Luego, si te complació una vez (de pronto dos), le despiertas la curiosidad por la cachapa masculina... ¿Te vas a meter en ese peo? (y... ¿si le coges gustico?)

Lo que escribo no es para niños ni para religiosos (es más, les alerto).

Hay momentos en que desearía no saber las cosas que sé ahora, pero debo ser responsable de lo que aprendo, de lo que oigo, incluso de los que no es mío. ¿Puedes tenerme paciencia? Ya la he tenido contigo, y si no... ¡Sabes qué hacer!

Estamos desenfocados. (Tú, yo, todos).

No soy mejor que nadie (jamás podría) y estoy viendo lo que pasa (en muchos lugares) y no me cruzaré de brazos (y es poco lo que hago).

Hay un cuento muy viejo: El de Sansón y Dalilah.

No voy a pintarte a Sansón. Puedes verlo como el Rambo judío o como se te antoje; pero el Antiguo Testamento lo llamó Juez (todavía no entiendo eso bien) (quizá porque aprendimos que los héroes “son” intachables, incorruptbles, invulnerables...) (pero prefiero estos “modelos” bíblicos al mojón de Simón Bolívar).

Si tuviera que decirte algo de Dalilah -la filistea- yo diría que era una colombiana que se fue en un  contrabando a Palestina... ¡En serio! (¡Je! ¡Je!)

La imagino bella, de excelente figura, sibarita, (...) Pero no la voy a desnudar... y menos aquí.

¿Cómo sería -realmente- ella? (no es un carácter bíblico) ¡Qué buena es para mentir! “Vienen los filiseos... ¡Vienes los filisteos!” ¿De dónde era ella? ¿Traicionaría alguna vez a los suyos? (¿Siempre por dinero?) (quizá por amor).

Para saner más, búsquenla en el libro de Jueces, pero -la Dra Pilar Sordo- bien podría corroborar que se parece mucho (psicológicamente) a las mujeres (y hombres) de siempre.

¿Y cómo son las mujeres de siempre? (¡Graxs Hno A.G.! ... Por lo de Pilar Sordo-Muda).

Hmm! (no soy el indicado para el tema) (me daré mi chinazo en la cara). ¡Ja! ¡Ja! (pero pa´ lante).

Todas las mujeres tienen algo hermoso, bello (y feo) (igual que todos).

Dalilah, la colombo-filistea, no podía oír de real (se le resbalaban las...) (ese es uno de los “detalles” de una mujer con improba belleza).

¡Ah! No había silicona esos días, ni las pechugas King Size de ahora (o sea, que eran de verdad verdad) (algo positivo, pero no para mis castos ojos). ¡Ay, sí! (´toy cieguito).

El tabú de los pechos es tan viejo como ese negocio del heterochuleo...

Dalilah tenía un cabello largo, abundante; como el más frondoso de los árboles que pueda gustarte (¡Mentira!) (La estoy idealizando).

No creo que ella fuese muy alta, comparativamente a lo que se supone mediría Sansón ni tendría ella que mudarse de pelucas, como lo haría Celia Cruz (así que, por allí va la cosa: No era una catira). ¡Eso sí!

¿Qué nos enseña esa historia de amor? (amor unilateral) (quizá por mutua conveniencia).

En 1er lugar, es una de las historias de amor que me gustan: Sansón la amó (y la amaba), pero ella... ¡Uds ya saben! (era su negocio y, penosamente, vivía en el barrio de esos malandros filisteos).

Luego, la gran lección, para hombres y mujeres (por fortachones o débiles que pensemos seamos) ¡Hay cosas que no se deben decir!

Si fuera Sansón (lejos estoy de serlo), la perdonaría (y más, si entiendo mis faltas, admito mis debilidades y mi concupiscencia).

Si perdiera la conciencia del horizonte de las cosas, si perdiera la perspectiva -enceguecidamente- sabría reconocer algunas de mis faltas (y, al hacerlo, no disminuyo MI DOLOR) (Ni por confesarlo, recobraré la vista): Sansón pudo reivindicarse ante Dios (quizá no tanto consigo mismo) ¿Qué pensaría de Dalilah, al momento quejumbroso de su moribunda agonía? (¿La habrá pensado?) (he pensado en alguien, pero “a lo hecho pecho).

¡A Dios dejo los milagros! (un pelo no me importa, sino perderme del amor -de amar- o extraviarme sin buen motivo).

Hmm! (y he fallado). Tampoco soy juez competente para nadie (sigo siendo yo) (y mi vela se apaga).

Además, en el juego de dar -o recibir- siempre hay riesgos de perder (también de ganar).

¿Enceguecería tanto, como para negarme a lo que es parte de esta vida?

No quiero ser un fenómeno... Tampoco querría a Dalilah (hay un perfume que advierte esos peligros).

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