domingo, 29 de julio de 2012

LOVE (Draft 1)


Won't you be kissed?
with this tender notion
with a loving emotion,
won't you be pleased?

Could anybody tell me?
what love really is,
'cos I'm feeling immensely
without that, I can't be.

It could be in the arousal
Could it be without me?
'cos it feels no refusal
and I want to be pleased.

Is it just a simple feeling?
or a real -deep- emotion?
I won't skip what I'm feeling,
while I get words or notions.

Take me out! Sip me out!
With a kiss of your mouth.
It is not of a man,
to proclaim you out loud?

It is it! and it fits, to all men
to confess, what's in them.


A.T.

miércoles, 25 de julio de 2012

Lo que queda.



Hoy desperté con ganas de hacerme un inventario. Hay empresas que los hacen una vez al año (o con más frecuencia) pero las personas, de alguna manera, deberíamos evaluar nuestros bienes de un modo más regular, más acertado y –no como cosas o muebles- sino como bienes de mucho valor, por nuestra relación de pertenencia, nuestra dependencia interdependiente a personas e, incluso, algunas cosas (porque hay cosas a las que nos debemos y, sin ellas, la vida sería más incómoda o más difícil). ¿Ejemplos? Una amistad verdadera vale + que una pequeña fortuna.

Comencé a escribir tarde hoy. Espero una llamada para un trabajo al que me invitaron y ¡sabe Dios lo que sucede! En ese sentido, como un bien, el trabajo es uno de nuestros bienes terrenales. Si no somos útiles en algo, si no podemos servir a otros, en cierta medida, tampoco somos útiles a nosotros mismos. Si no somos útiles a nosotros, si no sabemos ni servirnos un vaso de agua, pues, estamos en serios problemas. Nuestra inutilidad es garantía a un fracaso prolongado (mismo que se suspende cuando comenzamos a servirnos –como un bien que nos da Dios- para servir a otros también). ¡Por cierto! La película “The Ultimate Gift” (El Último Regalo) da muy buenos argumentos para que evaluemos nuestros bienes. En un buen número de esos bienes que los actores citan, está el trabajo

El trabajo -cualquiera que sea- no es un bien para un fin, pero es un buen medio para muchas cosas. No voy a redundar en su importancia: Si no sirves no trabajas. Si no trabajas, no eres económicamente independiente (o autosuficiente). ¿Quién te querrá si no sirves?

¡Hmm! Otro bien: La autoestima.

La autoestima puede ser necia, egoísta y, si es insana, no sirve (tampoco trabaja ni sirve a otras personas). Uno puede saber hacer cualquier cosa pero, si la tiene desenfocada, uno no aceptará ni tomar la escoba para quitar la basura de la casa ni de su dormitorio.

Ellas, la estima y la autoestima funcionan en niveles de prioridades pero, la más importante (según yo) es la de supervivencia (de allí que haya que servir –en algo- para poder trabajar).

Hay momentos en que uno no desea el trabajo de vigilante y desea la comodidad de una oficina. Hay tiempos en que uno no desea trasnocharse, exponerse a una infidelidad conyugal o de pareja, pero –si no trabaja- ¿quién te quiere? De allí que haya que trabajar (para sobrevivir económica y emocionalmente, siendo útiles, para que nos quieran).

Mi lista va como por dos bienes: Servir que es igual a Trabajar (el primero no espera retribución económica, el otro sí); La Autoestima (misma que se debe redirigir –también- hacia otras personas, para que no sea vulgar egoísmo).

En el área de La Estima, si soy justo revisándome (y es lo que vengo haciendo desde hace unos años, con fallas y defectos) jamás podré recompensar a tantas personas que agregaron tanto a mi vida. Hoy no citaré nombres, no seré extensivo ni preciso en los muchos casos que –ellas y ellos- añadieron un valor a mi vida y me enseñaron (además, si alargase la lista ¿cómo pagarles?) (mis pocas oraciones no puedo, yo mismo, hacerlas un cheque en efectivo) ¡Además! Merecen mucho más que un regalo material o un insulso reconocimiento público (muchas veces, letras sin efecto ni afectos).

Yo querría Dios acertadamente premiara a esa amiga y maestra que me llevó a la Gran Sabana con sus amigas de la universidad, por allá, en 1988. Ella me ayudo a sobreponerme del efecto MP, tal cual hizo mi amigo JC, al mantenerme como dos semanas en Valencia (conste que estoy evaluando su amistad como bienes, no simples cosas, aunque, por otro lado, ésta se haya distanciado por casos y cosas).

Desearía que HN saliera de algunas de sus opiniones… Pero no soy Dios para llevarlo a las cosas que sólo le corresponden a Él hacer que Su gente entienda (y yo entiendo muy poco muchas cosas espirituales que no sé verbalizar ni cumplir).

Tengo un amigo, además, que no sólo me ha ayudado en un sinnúmero de ejemplos y oportunidades en las que Dios le ha permitido servirme y servirle a otros. Ese viejo, junto a su esposa, han hecho tantas veces de padre y madre, que no me atrevo ni a escribir sus iniciales, no sea que –entre hermanas y hermanos- alguno de nosotros venga a pelearse por sus cariños y yo venga y me pelee con ellos y diga: “Soy el favorito” (lo cual es mentira). ¡Je! ¡Je! (Dios te bendiga, hno y amigo. No necesito explicarte que hoy cuento mis bienes y Uds, también, en ellos están contenidos).

En medio siglo de vida, en alguna medida, ya muy tarde, se dejan pasar miles de cosas de un modo irreversible, irrecuperable. Agradezco a Dios que mi salud es buena. Si la comparo a mi niñez o a la que otros no tienen y jamás tendrán, la salud es un bien que está en mi haber. ¡Por cierto! También, la salud emocional debería ser considerada o contada con la física y, en este caso, doy un breve reconocimiento a mi Hermana del Alma y a una Psico Lok que pusieron sus bálsamos en mi vida ¿Cómo olvidarlas y no contarlas? (Creo que cada persona haría bien en determinar quien ha sido su hermana o hermano del alma, y besarle la mano: Eso es otro bien que nos ha dado Dios).

¿Son los hijos y los amores perdidos parte de mi inventario? ¿Hoy? ¡Hmm!

Hace menos de una semana tenía unas ganas terribles de escribir sobre amores (no los míos). Yo lavaba mis trapos sucios y una llamada angelical llegó –repentina- a mis oídos y le hice el comentario… Pero no quiero hablar de amores muertos, sino de los vivos. ¿Mueren los amores? ¿William Wiurt murió sin pronunciar el nombre de esa mujer que tanto ansió? (En secreto: No lo creo).

Públicamente puedo confesar, hasta desvergonzadamente, que no soy un padre ejemplar ni un amante modelo, pero soy el único bien póstumo y eterno que tengo. Hoy sé que, gracias a las acciones y oraciones de mi ex esposa (la madre de mis 3 hijos) MP salió de mi vida y yo sólo momifiqué algunos recuerdos, como para tener alguna referencia del pasado y, aunque está todavía bonita, aunque la respeto por estar casada y ser una buena persona y cristiana, no voy a ponerla en un altar ni voy a denigrar de mis sentimientos ni los de ella pues, ¿quién puede sabiamente decir: “De esta agua no beberé”? Ella llenó mi vida, en su momento, del mismo modo como mi ex esposa y, aunque hoy no sirvo para ese compromiso, ya sé que no debo soñar con que “alguna” vez me aventure al matrimonio, pues, siendo realista, luego de los 50 no queda mucha vida y, si no fui aceptado por ser quien era en ese entonces –con los años- la aceptación va en declive (tanto para mí como para cualquiera). ¿Se ama más por la belleza, por el dinero o por el carácter que tenemos? Cualquiera que sea su opinión, la mía me la reservo (en mis haberes) pues, habiendo tantas mujeres, una sola me rompe el corazón.

Uno de los bienes terrenales -supremos- es el amor. A decir verdad, creo que es el único bien que sé es eterno, que trasciende a este vida y comienza desde aquí mismo (pero cuánto problema para entenderlo o lograrlo).

Puedo imaginar, con poco atino, la oportunidad que nos da Dios para empezar a amar, desde aquí, en la tierra. Tengo gran dificultad para amar a un ser abstracto, físicamente ausente, pero sé que existe (aunque no Le oigo y no Le veo, por no estar en Su dimensión espiritual) pero que lo prefiguro y vivencio con muchas cosas o personas (entre ellas, mis hijos) que, a lo largo de 5 décadas de existencia terrena, como otro de esos haberes no alcanzados o abarcados, Su esperanza me mantiene aquí o allí.

Es un hecho científico e innegable que no tenemos la Biblia original, la primera que fue escrita por el dedo de Dios, en un monte, acompañado de Moisés (no la hubo en papel, sino escrita en tablas de piedra). La inspiración literal, directa y verbal -haciendo honor a la verdad que ella misma expresa y registra- sólo fue para Moisés aquellos 40 días y noches, quien –en primer lugar- recibió las tablas de piedra que DIOS MISMO ESCRIBIÓ, pero Moisés, airado por lo que vio bajando de esa montaña, tiró las piedras contra el suelo y se rompieron… Luego, más adelante en ese relato, Dios le dijo a Moisés: “Ahora hazte de otras piedras pulidas y TÚ MISMO ESCRIBE lo que YO te dije” (¿o diga?)…

Más adelante, en los años y siglos, la Biblia, sus relatos, historias y cuentos pedagógicos, se fueron escribiendo y agregando por añadiduras, sean de varios profetas y comentadores y religiosos. Sin embargo, en relación de los haberes espirituales, intangibles, hoy –todavía- tenemos el amor, las relaciones familiares y de parejas. ¿Cuántas relaciones hemos deshecho por una fugaz soberbia, por un momento de locura, por necedades y otras pendejadas humanas? Cuando pienso en las primeras tablas –escritas por Dios- me enojo contra Moisés ¿Por qué rompió esa evidencia trascendental? Es obvio que LA FE no se destruiría, sino una de las evidencias, a fin de no dejar ídolos, ni iconos, sino la REFERENCIA de la fe, ese HABER HISTÓRICO en la tradición religiosa. ¿Puedo negar a Dios, siendo testigo de La Creación universal? (lo poco que puedo vivir, en la tierra) ¿Puedo desvirtuar la realidad de las vidas que hoy sigue cambiando el cristianismo, si yo mismo maldecía el nombre de Dios, como todavía lo hacen –hoy- muchas personas? Esas son evidencias, haberes de la fe y, aunque no puedo demostrar (repetir) la historicidad de que alguna vez me casé con una evangélica que creí era la mejor del mundo, de la que supuse no me desencantaría como yo la desengañé a ella, primero. ¿No la puedo ver como un bien activo, un regalo entre los capitales pasivos? ¿Un presente ausente que me dio dos hijos y una linda hija? ¡Sí! (pero de lejitos) (Hay bienes que deben mantenerse congelados).

En relación a La Fe, como un bien activo, he de movilizarla como una cuenta activa. No puedo sentirme culpable porque tal capital no se acreciente ni devengue intereses, pero sí he de tenerla como una cuenta activa (por pequeña que sea). Moisés bajó de su encuentro con Dios y se arrechó. Rompió las tablas, nos dejó sin esa evidencia y mandó a matar a un gentío. ¿Se acabó la maldad y el error en el mundo?  Por otro lado, para que la fe se exaltara (o se intuyera) nos quitaron el Arca del Pacto, como si nos arrancaran del Paraíso que los judíos se habían imaginado ser los únicos que tendrían acceso… Pregunto: ¿Cuántos regalos no hemos deshecho con la boda, los pies y las manos?

La Lealtad y La Fidelidad

Voy a extrapolarme en los siglos ¡Zasss! Estoy en los días del Rey David (¡Perro! Quisiera volar así para otras cosas, también).

Urías, conversando con su señor le dice algo como esto: “¡No mi señor! No está bien que yo vaya a dormir con mi esposa cuando otros soldados ya están lejos de las suyas, luchando por la causa de Israel y de su rey”. (¡Qué noble hombre!).

David, para cubrir su pecado con Betsabeth, insiste en hacer que se meta en la cama de la mujer que él había mancillado (Betsabeth, también tiene culpa), pero este hombre no duerme sino con el pueblo y su gente y, para salir del problema (el pecado davidiano) ordena que lo pongan en el frente y, llegado el momento, que lo dejen para que muera al frente de la batalla. ¿Cuántas veces hemos perdido amistades, relaciones, por ese pecado de la deslealtad?

No hay que ser rey, ni “sangre azul” para meter la pata hasta las metras. Podemos cegarnos en egoísmos, pero ¡asesinar y traicionar! Puede verse en la plebe tanto como en la alta nobleza (pecado es pecado, aunque se le invente nombres distintos).

Un puede ser quien sea, con mucho o nada de dinero; sin embargo, estoy convencido de que seremos juzgados y condenados por esos pecados y errores. David, siendo rey y profeta, metió la pata hasta ese hartazgo ¿En qué somos mejores y peores que “los inspirados” y esos personajes bíblicos?

Puedo considerar un bien la suma de mi aprendizaje chucuto de la vida. Sé que la metida de pata davidiana  yo no la pondría, ni con la mujer más buenita que se acerque a mis miopes ojos. Por convicción, no me gusta competir con nadie ni contra nadie. ¡Puff! ¿Y por el “amor” o las nalgas de una mujer? ¡Eso es lo más impredecible del mundo! (no el amor, la mujer).

Ayer, visitando a una vieja amiga, me enteré de las razones para su 2do divorcio. Es obvio que me dio una vista parcial. No conozco las razones del 1er divorcio. Parcialmente entendí parte del segundo (conocí a su 1er esposo) (y ambos se habían rendido y encomendó a Dios) y, como ella me dijo, casi suspirando: “Yo estoy en desobediencia”. ¿Cómo no iba yo a advertir que, quien hoy ella llama “mi peor es nada” no va a salir de su vida? (En mi presencia, esa tarde, ella no le respondió al teléfono 3 veces). ¡Ah! Cuando él llegó, parcialmente se lo reclamó (pero estaba yo y eso se postergó, con seguridad).

¿Qué es lo que queda, en los haberes? (y en los saberes).

¡Oye! En primer lugar, los valores eternos: El amor genuino. El producido de Dios, para Dios y por Dios. Las relaciones: Aunque se sea un pata en el suelo, cuando menos, algunos podremos contar (con los dedos de las manos) los que siguen siendo nuestros amigos (los que no están con nosotros por razones de interés egoísta, utilidad manipuladora o conveniencias individuales: sean sexuales, económicas o apegos emocionales).

Puedo contar pocos amigos y, los que la vida me ha regalado, no son interesados (as) ni yo con ellos (as). Estas amistades –a quienes no les puedo ni sé cómo corresponderles- han sido leales y fieles (hasta las metras) y todavía puedo reírme (e iluminarme) al mencionar a un par de ellas: Son dos lunas.

Si Dios me diera la oportunidad de honrarlas, sorprenderlas, a una le daría salud y, a la otra no sé qué le falte. Si pudiera emular la película “The Bucket List”, creo que me enrolaría en muchas de esas cosas, pero no puedo parafrasear ninguno de sus deseos, sus sueños o peticiones, porque he aprendido a mantener distancia de ciertos bienes (no eternos) y “Dios no le pone cacho a burro”. Lo que sí sé (más bien, imagino) es cómo será a eternidad. Ese día ya no habrá más noches. El tiempo, si existe, será el término de una noción, un concepto en desuso que perderá su vigencia, quedando obsoleto. Las personas podrán reunirse por encima de esta visceralidad o los apegos que, si hoy nos distancian, allá no nos alejarán más. El amor será lo que es, lo que siempre fue y no pudo ser aquí, por distintas causas y circunstancias. ¿No es eso lo que queda?

Conozco a tantas personas heridas.

Hay quienes están más dolidos y heridos que yo (y pensaba yo era el único o el peor de todos).
Uno -si a los haberes vamos- no puede comprender la dimensión completa del amor si no lo siente, si no sufre la ruptura de una herida, si no padece una indiferencia, un desengaño y una traición o rechazo.
Hay momentos que causamos dolencias y, con el tiempo, las padeceremos de otras personas. Desdeñamos a muchos y la vida nos mostrará qué se siente al ser desdeñados. Podemos traicionar a un amor, a una relación incipiente, pero la sabiduría nos llegará cuando seamos testigos de la experiencia, del logro padecido, con el testimonio de nuestro propio dolor.

El Dolor, también, es un haber. ¡Gracias a Dios! No siempre queda como tal, excepto la marca de su lección, el estigma de ciertas memorias, el picor enojoso de ese flagelo.

La Esperanza… ¡Seré breve!

Hay una especie de epílogo paulino que cita: “…estas cosas permanecen: El amor, la fe y la esperanza”. ¿Saben que? Me parece que hoy concuerdo con él…

Estos días, cerca de mis 51, me pasó algo muy bueno, pero –resumiendo- sé que eso tiene que ver con La Esperanza.

No daré detalles (los mismos no importan) pero, aunque ella también es intangible (como La Soledad) sé que se reserva una última enseñanza antes de la partida hacia el reposo que nos dará una transición hacia La Otra Vida (un bien pasivo).

A.T.       26 de Julio de 2012

martes, 10 de julio de 2012

Lamento.


Lamento que, los traspiés de la vida,
pretendan deformarte…
Me enerva que, el mal que te causen
otros, aún pueda conmoverte.
(y yo he querido -al quererte-
subsanar desvaríos).

¡Eres para amar! Y jamás olvidar.
No prometí nada y, lo que dije,
Todavía me lo cumplo.
(porque en silencio interrumpo,
este secreto que ya no es mío).

Te amaré siempre.
Te leeré hasta ese último día,
Que deseo ahora, y corra se acelere.
Te amaré, te desearé –con toda pasión-
Y no te tocaré, en lo que me quede…
Si es que puedo decir que –todavía- sea vida.

Te anhelaré, aunque jamás vuelva a admirar
y con mis ojos tocar, la delicia de tu figura,
las formas de tus pies, y lo bello de tus axilas:
Depiladas, blancas, inodoras.

¡Te hice mía! (no siendo tuyo).
¡Eres hermosa!
Y jamás comprenderé cómo alguien pudo desdeñarte,
o maltratarte. Sé… ¡Te idealicé! Sé que exageré; pero fue
a tu alma lo que vi, y a esos ojos conocí y ¡Me metí a tu vida!

Si la rencilla que tengo –esta vez contra Dios- se resuelve
te seguiré a dónde tenga que alcanzarte.
Si llego a tener, lo que sé toda tu vida quisiste,
correré hasta tus pies, me inclinaré de rodillas y,
(si queda espacio en tu vida) desde cualquier extremo,
(como casi fue aquel día) tomaré de ti lo que me gusta,
clamaré tu aceptación, y jamás iré a correr.

Me comeré tus pies… ¡A lametazos! ¿O besos?
Te comeré –en caricias- toda parte de esa piel que decidas
dejar expuesta, sin temores; porque quiero que sanes y,
si no puedo ser yo ( aunque nunca vuelva a verte )
siempre voy a tenerte, pues, tus palabras van conmigo.

No sé si esta querella, la que con Dios hoy he tenido, haya de
resolverse pronto. Pero, mientras estos ojos lean, mi vista
te pelea, porque a nadie –así- he querido.

Y, si yo quedo en ese olvido, en el que a solas me he encerrado,
que se sepa que te he amado, y si vivo… ¡Sea contigo!

Anoche te leía, como a mi afición de ahora.
¡Es un celo que te añora!
( No sabía que te quería ).

Sé que no puedo prometer nada (mis promesas son sólo mías)
Y, hasta el sol de este día, en nada te he faltado y;
aunque serpentees tus caminos, y desdibujen los maltratos,
hoy no hallo –sin ti- otro rato, que en pasar horas contigo.

Tocaste mi frente.
Besaste mi alma.
Me enredé en tus manos
¡Me llenas de calma!

¿Cómo fue que no te robé un beso?
¿Cómo no me envolviste, como una pitón?
¡No era mi momento! (pronto sanarás)
Y no hallo magia, a fuerza de un tirón.

Organizaré todo lo que queda.
Corregiré lo que me has dejado y
Aunque no tengo más razones,
Tampoco miento un desenfado.

No amo dos sentimientos a una vez.
No me permito querer a dos personas a un mismo tiempo.
No obstante, no te discrimino, tampoco me segrego.
Sólo tú das paso a quien desees en tu vida.
Igual yo, daré espacio, a quien anide conmigo.

¡Te han herido tanto!
Tanto miedo tienes, que aún no ves y,
Si mi querella se resuelve (con los recursos que hoy no tengo)
Volveré, como has dicho, pero no siempre volveré.

No tengo miedo a una vida,
Si es la vida lo que quiero.
Es la marca de una herida
Y por amarte, yo te quiero.

¡Nunca lo sabrás!
Y por amarte te he escogido.
Y aunque me siento afligido,
leyéndote te quiero.

¡Dame lo que ella necesita!
¡Dios! ¡Sánala primero!...
A esa mujer la quiero,
aunque no vuelva conmigo.

Y quiero que lo sepas: Te comprendo,
te entiendo (de ti tengo tantas cosas)
Pero en nada he de tomar ventajas y
no buscaré partido: Yo te amo.

No es un querer de ambivalencias.
No es un amor con tus temores.
No es la pasión con la demencia,
Es amar con dolor y errores.

Puedo leerte todo un día.
Y, si lo dicho es tu verdad,
en ti hallo tal bondad,
que te vuelves mi alegría.

¿Cómo evitar quererte?
(aunque somos tan distintos)
Eres un trago y vino tinto,
en los labios de un sediento.

¡Tus brazos!
Esos blancos pies
Esas hermosas axilas
¿Cómo olvidar, aquellos ojos?

Tu mirada adormilaba a la mía.
Tus palabras, tus constantes preguntas…
Me desarmaste, me invadiste.
¡Te dejé entrar! (no sé cómo salir)
Pero no voy a correr: Puedo morir así.

¿Te amo?
¿Te amo?
¡Te amo!
(y con responsabilidad lo digo).


A.T. (Secular Hermit)

¡Te amo! ¡Te amo!...
Y es mi proclama, pero no mi lamento.

viernes, 6 de julio de 2012

Lindo Cuento Blanco.



Es más fácil descartar las cosas, también a las personas, que tratar de ayudarlas, acomodarlas o simplemente aceptarlas.

Es más fácil ver las diferencias, que ver las afinidades que pueden acercarnos, complementarnos, divertirnos, incluso más que adversarnos (hasta llegar a amarnos).

Las diferencias siempre son como más grandes que las congruencias y coincidencias. En este proceso creador de un modelo de mundo ideal –en el que n viviremos- desarrollamos técnicas discriminantes, segregatorias y auto-protectoras.

Nuestros principios, por encima de los ajenos. Nuestra voluntad, por encima de otras razones, nada conciliatorias, muchas veces.

La adversidad es fatal, más allá del medio siglo.

Jamás nos comprometimos hasta el punto del nunca regreso.

Jamás nos comprometimos -absolutamente- en una relación de exclusividad (emocional o física) en la que entregáramos todo o se arriesgara hasta el último escaño del auto-sacrificio.

Hay quienes que, desengañados o heridos, invierten el papel de las cosas y, en lugar de victimarios, se consideran las víctimas y, en cada relación, cada uno tiene su parte de culpa y parte de inocencia; pues –quiérase o no- ello se llama responsabilidad y corresponsabilidad: ¡No nos engañemos! Ir más allá de eso límites es –no solamente insano- sino sádico o masoquísticamente enfermizo. ¿Quién ha dado su vida, por seguir a otra u a otro?

De ser así, la vida acabaría de inmediato, no habrían los procesos inversos del desamor, del desengaño y jamás se evaluaría lo bueno que se dejó o lo malo que dañó.

¡Sí!

Los compromisos hay que registrarlos, así sean en un contrato, en un documento: Si las promesa no se olvidan, algunas cosas se desvirtúan con el tiempo ¿No pasa así, con ciertas uniones o matrimonios?

En el cuento de Blanca Nieves hay muchas cosas bonitas, pero no todas se interiorizan.

Una pérdida, una crisis, llevó a esa chica a correr por sus bosques y dar con la vida de esos enanos.

Si mal no lo recuerdo, esa asociación fue un acuerdo implícito de todos por ella: Conversaron, se pusieron de acuerdo (casi a la fuerza) y, unánimemente, le dieron un cuarto…

Blanca Nieves, la del 1er cuento, era noble, tanto como bella. Sin mucho detalle, con nada de pereza, comenzó a cambiar el mundo de esos hombrecillos: Tenían que ducharse, cambiar sus modales, asearse de un todo… ¿Será un sacrificio o una sana conducta de domesticación?

Día tras día, admirados o enamorados, accedían y compartían ese maravilloso cambio en sus conductas, domesticados sin compasión, con la flagelación de un solo beso en sus frentes… (Excepto el gruñón) ¿Han leído ese cuento?

Cada enano tenía su propio carácter, su personalidad y, entiéndase así (o no) Blanca Nieves era una figura femenina que TODOS admiraban, todos querían, pero “el más listo!, era el más chico y bobo ¿No la quería él sólo para sí y, siempre se coleaba en la fila para recibir otro beso, aventajando a los más viejos?

Las tipologías de esos enanos me encantan.

Supongo he conocido a pocos que tengan una mejor definición de sus caracteres y, si me pongo a recordar, temo que –si los hubo- les olvidé: En esos enanos no hay trampa vil, ni hermanada injusticia.

Pese a sus distintas edades, el grupo no está cohesionado por su líder ni por el mismo oficio en una mina. Su solidaridad no presenta discrepancias –u sueño idealizado de compañerismo- y Blanca Nieves lo pone a prueba (sirviéndoles con gratitud, sin exigencias que no comprendan).

-¡Hay que lavarse las manos!- “ –les dijo un par de veces- (al momento de comer) pero el claro mensaje no era sólo para esos enanos de la película; sino para toda la audiencia, para los que me lean… ¿No es hermosa esa clase de dulce pedagogía?
“ -¡Si no se lavan las manos, no habrá comida!- “ ¿Quién se negaba? ( Sólo el gruñón ) ( ¡Ya domesticado! ).

La parte dolorosa, la que más me duele, no es ese día cuando ella “muere” por envenenamiento… Lo que me causa emoción (también mi dolor) es cuando ella decide y se marcha con otro hombre (y qué bueno que los enanitos pasaron por la pena de la separación abrupta que se les interpuso –entre todos- por la muerte evidente).

Si el cuento hubiera sido distinto ¿en qué momento se despierta la rivalidad entre ese grupo de HOMBRES? Si el carácter de Nieves hubiera sido distinto –contemporáneo-  ¿Quién de ellos la habría tomado o robado como cosa?

Lo más hermoso de la película de la película de Disney –ciertamente- es ese efecto psicológico mágico (no tan implícito): Todos la besaron, en su despedida, pero sólo UNO, el último, la devolvió a la vida.

Para mí esto es una lección:

Tú puedes besar a ½ docena de personas, pero sólo a una terminas recordando o deseando.
Puedes besar a cada persona que aborde la cubierta de tu vida y, si tienes los ojos abiertos ¡mirarás los defectos!

Por el contrario, si subes a la tarima oscura de la vida –con los ojos vendados- es casi seguro, que te gustarán pocas.

En ese proceso de selección natural (que pocas veces se da) te darán la opción dee volver a probarlas, de repetir, y tendrás ya otra idea…

Las identificarás por número o por el recuerdo de tu memoria episódica. Si la oyes hablando, tu corazón saltará y, ruego a Dios que ninguna haga trampas (pero el amor no es sólo “sentir”, tocar o desear) ¡Es conocer, decidir y poseer!

Blanca Nieves estaba muerta.

La verdad –para mí- es una alegoría: Su juventud se acababa, rodeada de viejos, sin vida propia ¡Abnegada a su servicio! (pagaba cada plano de comida, y ese simple alojamiento).

¿Qué cosa mejor puede pasar, si estás muriendo?

La vida se va como en los sueños (muchas veces irrealizados, incomprendidos).

Disney, por su parte, usa un lenguaje de imágenes puntual y muy particular: Hasta la naturaleza es representada y conmovida. Las criaturitas del bosque ¡La ven y lloran! (otras bajan las cabezas).

De momento, en lo más aciago de ese clímax emocional –nadie lo sabía- se aparece el rpincipe apuesto (puede ser cualquiera) (hombre o mujer) ¡Sabe Dios tu vida!  - ¡¡¡ Zuásss !!! – ( te llenan de besos ) ( te tocan) ( la tocas tú ).

¡Vuelve las vida! (la pena se desvirtúa) y te levantas de ese lecho moribundo de penas o cuitas sucesivas.

Para mí -lo más hermoso- es la aceptación de aquellos hombres que pasaron por la vida de Blanca (cualquiera).

Ellos, habiendo depuesto la armadura de inciertas pretensiones –con todo su celo- salen de la vida de Blanca Nieves (cualquier persona) honrando en lo mejor, la memoria de alegres momentos: Se inclinan ante el ser amado, toman su mano… y, finalmente, la besan (saliendo de la escena).

Blanca Nieves tiene sus razones para no haberse entregado a ninguno de ellos.

Su relación, vista en la particularidad de todos, no fue distinta a lo que ella fue para cada uno: Una sirvienta, quizá una mucama… (como cada persona asume su rol con la mujer que haya tenido por esposa, amante, o mueble de su casa).

Blanca Nieves, de forma ingenua, nunca soñó tener a un príncipe y, en todo caso,  le conoció como a un cualquiera: De su misma clase (afinidades, simpatías y gustos…)

Blanca no escogió entre varios pretendientes, no obstante, todos llegaron a ella (y al unísono).

Nieves no realizó un casting. No los escogió al azar ni por conveniencias: Fue algo hermoso, misterioso y fortuito… ¡La conmovió un beso?

Blanca Nieves yacía muerta.

El mundo la estaba matando y, como cualquier bruja o envidioso puede hacer, esos venenos pasaron dentro de su sangre noble.

Estoy convencido de que la vida siempre te hace uno de estos regalos.

Jamás negaré que Dios nos da una, y otra oportunidad.

¡Sé Blanca Nieves! Pura, transparente, siempre limpia.

¡Sé Príncipe!
(pero noble… )

¡Vendrá tu momento!

True Hermit  ( A. T. )   

En el pueblo del Dulce Corazón de Jesús para Petare.   Julio 6, 2012