martes, 27 de noviembre de 2012

Me gusta cuando escribes

Me gusta cuando escribes, no el torbellino de ideas, lo prolífico de imágenes.

No es un juego de palabras que deja entrever tu devoción, ni el arte de la pasión con las maneras que narras.

Lo que me gusta -según vi- no es el detalle de ser precisa, artística ni comedida; sino el torrente de tus ríos, cual represa liberada.

¡No!
¡No es el celo por el arte!

Sino la pasión que vuelca sus ideas, que no repara en lo externo, sino que brota de lo interno.
Se nota que eres tú, la que sola está y anida allí.

Volcaste tantas cosas, tras estornudo de letras, que veo a una conversadora pura, escribiéndose a sí misma.

No eres puntillosa.

Las comas y los puntos no eran la ley de importancia. Salía lo que decías.

Los espacios no son los espacios, las pausas no son las verdaderas; porque pintas con las letras y hablas con el alma.

¡En verdad me río!

Hacía tiempo que no observaba todo eso.

Eres como una niña grande, jugando en un lago lleno de palabras.

Me asomo a lo que escribes y me pregunto: “¿Cómo habla?

La síntaxis, los puntos, los espacios… ¿Qué importancia tienen?

Sólo espero que, tras la carrera, no se haya olvidado cada deseo, cada idea, cada trazo de tus dedos (y sé que el pensamiento vuela más rápido que las manos).

A.T. Nov. 24, 2012  (Sábado)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Poseer

Desperté con ese pensamiento (y ganas).


Ya sé de qué y cómo es que despierto con esta sensación, este deseo y la “necesidad” de comprender todo el abanico de posibilidades que me ofrecen mis emociones, deseos o pensamientos (abrí mi diccionario, e iré a leerlo).
Anoche tuve ganas.
Hoy también (¡Ja! ¡Ja!)
Pero no me voy a molestar por seguir siendo yo.  :P   (sería el colmo).

Pensé en MP, en un par de flacas, y hasta comparé la palabra “poseer” con “posesión”, en su relación inversa con ser “poseído” (tiene su aspecto egótico, pero –también- es deseable que uno sea de alguien, que alguien te quiera, y te desee tanto como tú deseas).

Recuerdo el chat de anoche. Una chica usó la palabra “debilidad” en relación a la forma en que hombres y mujeres se entrometen en relaciones amorosas, cuando uno y otra debería ser bien leal al compromiso emocional-sexual que “se supone” mantiene con otro u otra ¿Es eso posesividad o territorialidad de “conquistadores? (prefiero usar las gríngolas).
Te pareces a la mae de San Pedro ”, solía decir mi abuela paterna, refiriéndose al caso donde la madre del apóstol Juan y su hermano (¿Zebedeo?) le pide a Jesús, el Mesías, que sus dos “hijitos” se sientes a Su diestra y Su siniestra –allá- en el reino de los cielos ¿No es eso posesividad? ¿No era pedir prebenda? Cuando ambos hijos ya tenían un lugar especial en la compañía de Jesús (los otros discípulos, los apóstoles, se le arrecharon a la mujer).

Cuando niño, que recuerde, docena de veces quise ser “hijo único” ¿Lo imaginan? Era el egoísmo de tener –a mi disposición- todo el cariño o atención de la familia. Era el grado más egótico de atención, de posesividad que podía ENVIDIAR de los que su lugar y espacio tuvieron en el tiempo. ¿Sabían que ese sentir es muy común en la infancia? (Malo en la adultez).

En el matrimonio, cuando uno se pone a “hacer hijos”, uno de los sentimientos que suele sobresalir, al momento de tener un bebé, es el sentirse desplazados por un bebé: Mucha de la atención que se recibía, tiene que ser “compartida” con el carajito que se ha procreado. Cuando se disfrutaba mucho de la pareja, ese tiempo tiene que ser “distribuido en las atenciones que EL BEBÉ NECESITA (¿Para qué lo trajeron? ¡Je! ¡Je!).

Hay momentos en los que uno se antoja de querer hablar con alguien que está ocupado, trabajando, bañándose, durmiendo, etc. Uno no debe ser molesto con las personas que quiere y, lo mejor, es preguntar si están de ánimo o disponibles para lo que uno quiere (mejor eso que parecer exigentes).

Yo, tal cual esta mañana, pude evocar un par de momentos con Mónica. Al recordarla, en medio del contexto de posesión, en relación a lo que sé es mi pertenencia (no la de ella), pude comprender que, recuerdo más, las cosas que viví con ella en mi casa que en Colombia (eso demuestra mi territorialidad, más que mi posesividad).

En este ejercicio mental, que no es otra cosa, termino por darle la razón: No la amé, pero la quise mucho.
Sexualmente hubiera querido seguir con ella pero, por nuestras humanas diferencias y necesidades distintas (mismas que se resolvieron) la relación no se proyectó más allá del tiempo que lo compartimos o nos soportamos.

En relación a la posesividad, yo habría querido mantenerla secuestrada, sola conmigo; pero sus necesidades no eran las mías, nuestros vínculos eran distintos y -en general- todos somos muy distintos y actuamos más por conductas que por la razón del razonamiento.

¿Por qué te voy a celar cuando estás con tus amig@s o familia?

Entiendo que sí debo ser cauteloso cuando vives hablando del nuevo vecino, del nuevo compañero de trabajo, del galán de tu teleculebra favorito.

Comprendo que debo estar muy pendiente si te babeas por otro tipo -que no sea yo- otro carajo que comienza a salir contigo, después del trabajo, o cuando no hallo el momento para tenerte; porque te niegas a salir, a comer o ir a la cama CONMIGO (me fregué).

Entiendo que, si comienzo a decirle a una mujer “mami” -demasiado pronto- puedo estar perdiendo la oportunidad de que ella comience a quererme por ser el hombre quien soy. Si la acoso con cada llamada o demanda, si comienzo a sofocarla con mis exigencias (no teniendo nada que la atraiga) puedo estar perdiendo una bonita amistad o una buena oportunidad de ganármela como mujer o amiga (lo mismo aplica para las mujeres).

Estoy convencido de que los iguales se atraen.

No creo que una relación se sostenga ni mantenga a lo largo de un incesante antagonismo.
De mi parte, ya lo sé, no puedo ni quiero desarrollar una relación con una persona que se identifique con el chavismo y ese proyecto político-ideológico.

Muy de mí, ya lo sé, evito a las mujeres casadas, a la gente que se identifica con la cultura del reggaetón o la salsa, cuya cultura religiosa se enmarca en la santería o el catolicismo: No pertenezco a esas convicciones ni creencias y, la posesividad tiene una relación proporcional inversa con el deseo de hallarse con la gente que nos es afín, no tanto por atracciones físicas externas, sino por la afinidad interior, que es la más propensa a mantenerse (y mi ex esposa dejó de ser quien me pareció era) (y tanta gente cambia, sin apercibirse, siquiera) ¡Hay cambios constantes! (no hay garantías).

En medio de mi posesividad (de la tuya) sabemos:
·         Qué necesitamos
·         Qué deseamos
·         Qué queremos
·         Qué no tenemos
·         Qué dejaremos

El poseer y ser poseídos tiene una relación de pertenencia, de dependencia, de confianza y mutua afinidad: Uno puede necesitar esa persona para amar (para amarse o sentirse amado) pero –lamentablemente- el espacio está invadido, el lugar que queremos no está vacío, o no se quiere ceder.
Hay gente dispuesta a darte un espacio en su pecho (y en su lecho) ¿Cuál de esas cosas querrías?

Yo no quiero un lugar en la cama. Quiero una dama… (lo otro viene solo).

Sé que, si soy elegido, tiene que ser como quiero pues, si cometo el error de acostarme (sin amor) haré lo mismo que suelo hacer: Comer y fregar los platos ¿Te agrada que te frieguen? ¡A mí no! (por eso lo evito).
No diré que “No sé por qué me empeño en crear relaciones con gente que no me conviene”. La razón, para intentar establecerla, es similar a la tuya: Queremos amar –ser amados- y no hallamos con quien.

Si pasase el milagro de reconstruir mi vida, si me dieran el poder de retroceder 40 años, seguramente evitaría tener hijos. Lo que entendí por amor, mayormente, era esa expresión visceral que, hormonalmente, un día cesa. Si me dieran la segunda oportunidad (y sé que no la hay) evitaría algunos errores ¡pero se falla con cualquiera!

Hace más de 10 años, buscando mi espacio y mi lugar, compré un terreno en una montaña. Al llegar allí, gracias a Dios, supe que era “lo mío” (lo que no supe es que sería, también, el espacio de otros)  ¡Ja! ¡Ja!
Parte de mí decía, “mi montaña” (ya no lo es) pero era una interesante sensación de poseer, de posesividad territorial y, tal como fue con la montaña, igual sucede con las personas y las relaciones.
No volveré a pensar que la paternidad añade a mi vida, quita, más bien (al menos, a mí). Es un gozo particular, genial, único; pero la economía, la convivencia y la pertenencia entran en conflicto y -la verdad- hay bastante problema en eso de lidiar con la gente, en la calle, como para meter iguales problemas en la casa.

Un perro, por ejemplo, se frustra encerrado en un apartamento. Todo mundo desea tener una mascota, es una nota tener a quien besar o acariciar, pero no se detienen a pensar en la incomodidad que sufre ese animal (largas horas del día, cuando uno se marcha a la faena).

El perro es un animal de compañía (también el hombre).
Se le obliga a cagar, a mear, en el lugar que contamine menos ¡eso es necesario! (pero no tiene lógica animal).

En los encierros, a lo largo del día, ese ser debe soportar una molesta cadena, un incómodo collar y, en medio del encarcelamiento (porque lo es) se ladilla de los juguetes y empieza a excavar en la pared, a comerse el zapato que tuvo cerca, a morder el piso de parquet o a dañar la pintura y, a la caída de la tarde –en lugar de cariño- recibe varios coñazos “porque dañó esto y aquello”.

El animal se deprime, a solas se aburre, y -qué arrecho- todavía nos quiere.

Un niño, un bebé, padece lo mismo (y no debe dejarse solo).

Uno quiere compañía, DE FORMA CONVENIENTE, pero no puede hacerse cargo del paquete, porque “tiene que trabajar” y, en la cuidad, uno debe enviar a los hijos a una perrera llamada escuela u “hogares de cuidado diario” (equivale a una perrera, porque el AMOR no está allí).

Nuestros hijos, al igual que nuestras mascotas, tienen los mismos sentimientos nuestros: Pertenencia, Celos, Territorialidad y Deseos de Amor (se nos olvida que somos iguales y deseamos amar y ser amados).
Si comparo ambas situaciones (la de tener mascotas e hijos) hallo mucho en común y, hasta recuerdo uno de los cuentos de mi madre, donde yo me embarraba de caca… Sé que es cierto (tuve perros e hijos) ¡Ja! ¡Ja!
En esencia, la diferencia, es que a los perros puede echárselos a un lado (a los niños no). Tú puedes dejar a la mascota en el terrado, sacarla de tu cuarto (a los niños no) ¡Menos cuando están chiquitos! (son más vulnerables) (igual se aburren).

Uff! (una llamada me interrumpe).

Mientras escribo este borrador, por cierto, la madre de mis hijos me llama…
¿Qué quiere mi ex esposa?

Un espacio para mi hija menor (ya tendrá 12).

¿Sería igual si se tratara de mi perro?

¿Podría dejar a Eli en cualquier casa? (hablo de un rottweiler, arrecho, que su vida dio por mí).
Todos necesitamos un lugar, en el espacio de un alma, en el corazón de ciertas personas y bajo la cobertura de cierto techo.

Entiendo bien qué poseo y qué no poseo y, aunque sé qué es el amor, muchas veces es un deseo que ese lecho no ha conseguido, una lealtad que no se ha ganado (ni comprado) y que todos “enfermamos” con un ataque de celos, en un momento de inseguridad; pero nada es totalmente nuestro, sino aquello que podemos y queremos dar, sin esperar recibir.

A.T.     Nov 2012

domingo, 25 de noviembre de 2012

Construir Relaciones

Hablo con la gente (los perros, los gatos, no son gente) (aunque parezcan más humanos).

Cada persona, según crea conveniente, puede sustituir una relación filial humana con cualquiera que se le antoje: Puede creer que es mejor o se siente feliz con animales, plantas o posesiones... ¡Lo que quiera!

Hablo con la gente y, para mí, son pocas.

Si las escucho (a veces escucho) tiene que ser bajo un tácito consenso y, aunque no soy la persona ideal -para muchas cosas- no me quejo y, cuando se me antoja, mi tiempo comparto.

No puedo decir que siempre hablo o escucho. Mi comunicación no es perfecta, no todo lo que digo o pienso será oído o entendido, pero me agrada conversar con uno de mis hermanos (con los otros no hallo puntos de coincidencia).

Mis cuitas, las suyas, no tocan esta pantalla y -no sé por qué razón- termino enterándome de cosas que, a veces, hubiera preferido no saber ni enterarme.

Me entero de gente que tiene más de 5 relaciones amorosas, con distintas personas, en menos de un mes.

Sé -de boca de ellos o de ellas- que su promiscuidad no tiene riendas ni conoce un fin particular (sólo placer, porque no se enamoran).

A veces me preguntan: “¿Qué te parece?” y ¿Qué les puedo decir?
Les veo salir de sus habitaciones, a solas, con alguno de esos hijos, y cada persona se acerca (o se rechaza) según elija entre sus conveniencias.

A veces río, interiormente (sin que lo sepan).

Se acuestan con uno, con otra. Se besan aquí, se gozan allá… ¿Quién está más vacío o solo?

Son pocas las verdaderas historias de amor.

Se toman de manos, pero sus pensamientos vuelan a nidos que no se pertenecen.
Se roban un beso, pero sólo es eso –otro delito- porque es poco lo que desean comprometer, entregar, y todos vamos con esa desconfianza que, nosotros mismos, inculcamos a otros CON LO QUE HACEMOS, más que por todo lo que decimos.

Hace pocos meses leí algunos tips de “Cosmopolitan”. Allí siguen hablando de las trivialidades de las “estrellas”, tips para mejorar el arte de seducción, y todo aquello que se supone haría de una chica sexy una mujer más habilidosa.

“Te pintas así, lo haces azá, y ese hombre nunca te dejará”

En el fondo, el negocio de la revista (todas ellas) es crear dependencia a sus clientes, una dependencia emocional y clientelar: “Probaré lo que aprendí del Kamasutra… Usaré colores y creyones nuevos para mis vestidos, y seguiré comprando mis revistas de moda.”

Como el negocio –la dependencia- no sólo es para las chicas, ponen buenos tips para hombres y mujeres y –sin sorprenderme- ya no me asombro cuando veo carajitas, yendo al liceo, pero con la barriguita de embarazadas, y yo llegan, siquiera, a los 15 años.

Hace poco, sin vergüenza, tuve que hablarle a mi hija sobre la sexualidad. No fue tan específico, pero sí muy directo ¿La salvo, con eso?

Por otro lado, como supe de una de mis amigas, ella se proponía inyectar –a su hija- para que no quede embarazada… ¡Uff! Eso equivale a pagarle la habitación, enviarla con un hombre a un hotel, y decirle: “No quedes embarazada” (y su hija no alcanza a los 18).

Por un lado, retomando algunos monólogos anteriores, estoy de acuerdo que una chica no se case sin amor o sin estar segura de que no le gusta un sujeto…

En cierto momento, estuve tentado a decir una locura: “¡Coño! ¿Vas a hacer que tu hija se case con el hombre de tu escogencia?

En cierta oportunidad, en una de esas conversaciones de peluquería, la dueña le contaba a una ded sus clientes las bondades de uno de los pretendientes de la hija:
-¡Ese hombre es bueno! Pero mi hija lo rechazó (para meterse con un limpio). Aquel la visitaba, la acompañaba al liceo, la sacaba a pasear y, cuando no estaba con ella, él se iba a su agencia de lotería o a sus otros negocios… ¡Fíjate! Ese muchacho vive pendiente de hacerle el mercado a la mamá, trabaja y trabaja y, cuando se ponen de acuerdo, es que se veían o salían…

Era obvio que esta madre deseaba hallarse con una oportunidad así (no tanto con el hombre).
-¡Él se quería casar! Pero mi muchacha se fue con un limpio… ¡Mira! ¡No sé! Esas oportunidades no pasan dos veces…
¿Y es que el amor es cosa de unna barata de oportunidades, de conveniencias interesadas, o un sentimiento afectivo genuino, que sólo se interesa más en la persona que en las ventajas económicas o en la belleza?

No hice mis comentarios.

Hubiera deseado que, otra mujer, diera su punto de vista (y no ceso de recordar aquel escrito de “[i]La Prostitución como Alternativa[/i][b][/b]”) (escrito por una gran mujer).

En mi opinión, comúnmente, el “amor” nace por esa mezcla “peligrosa” de atracción, sexualidad, cariño, comprensión, deseo de amar o ser amado.

No conozco la mezcla porcentual pero, si no te gusta la persona por fuera, generalmente, no te gusta por dentro, y siempre habrá casos excepcionales inquietantes.

Por ejemplo, el cuerpazo de la [b]Diosa Canales[/b] puede empequeñecerme o intimidarme como hombre pero, el día que la escuche –realmente- mis prejuicios a lo que hace, pública o privadamente, podrían dejar de incomodarme. 

Si escucho su voz, si comprendo que ella no es lo que me parece, si leo en sus ojos y su voz lo que realmente siente (en su intimidad mental) ¡tal vez! (no lo sé) la vea como mujer, la vea como una persona que puedo amar, incluso desear –pero hoy- mi mente la compara con “Rosita” (y mire que ninguna es fea) (ninguna es aborrecible) pero yo querría una mujer “sólo para mí” y no un objeto de veneración ni copulación pública (aunque, desvergonzadamente admita que ello, en este mundo, es un asunto difícil).

Anoche, por cierto, llegó a mis manos un archivo con 700 comentarios para la Diosa Canales (no leí ninguno). Vi las fotos de esa mujer monumento (en privado) y, la verdad, es sumamente bella (pies bonitos, cintura bonita, tetas, Etc. Etc.)

No sé cuántas fotos fueron, pero era una colección que alguien montó en un documento “Word”, de unas 72 págs.

El comienzo del trabajo decía algo como: “Diosa Canales”...

Las primeras fotos eran simples, nada vulgares, y fui bajando y las vi todas.

Quizá al final del lote, la chica canales aparecía en la playa y, las que más me sorprendieron fueron aquellas en la que ella –al parecer- se entremezclaba con la gente común (con un traje de baños negro, con 2 tiritas a los lados, y un delicado hilo dental, a sus espaldas).

Sexualmente no me emocioné.

Si tuviera aquellos 15 – 18, cuando Marlón Brando estrenaba la película del “Último Tango en París”, seguro hubiera sido una de sus adictos (y no los culpo, porque luce físicamente apetecible).

Sin embargo, me pregunté: ¿Puedo amar a una mujer así?

Esas fotos –entre el populacho- mostraba a chicos y chicas. Si miraba a la modelo o artista, si la comparaba con el entorno ¡ella brillaba como una estrella! (con luz propia). El control del escenario lo tiene ella. Los chicos parecen contener sus labios, para no soltar la baba (y lo comprendo) pero, en un momento, ¿cómo lidiar en una situación así?:
1) Docenas de ojos clavados en un mismo punto de la carne, como objeto
2) Ella controlando, la situación y su situación, porque se torna en un objeto de veneración o culto
3) Verla a los ojos, sonreída, pero en el altar de su gracia, entronada con tanto deseo humano.
4) Ver tanta carne ¿y no poder soltar la lengua como a una chupeta? 

¡Sí!

Esas fotos, con la gente común, la exaltan (por encima de ellos). ¡Era gente! Como yo, más humilde. Tentada –como yo- pero no dejándose llevar por lo que sería normal y propio de la cama o de alguien a quien se ame, pero en la intimidad. (¡Ni de vaina la vería en video!)

Mi mente, bajo el control de la razón, no asimila lo que no dejo me asimile a mí.

¿Cómo puede, una persona –en tal situación- mantener una relación normal y de profunda confianza, cuando una mujer o un hombre se desenvuelven en este tipo de ambiente secular?

Cierta vez, en el Hilton, estuve en una de esas habitaciones. Un canal privado hacía grabaciones para las escenas de uno de sus programas y, a puertas cerradas, yo veía parte de esa intimidad que no se publica por los medios de difusión masiva (no era nada porno, pero tenía sus [b]XX[/b]).

De repente, al terminar el sketch, uno de los que estábamos en el cuarto se fue a la cama con la artista que grababa una escena de amor y de “intimidad” (un simulacro de esos, para la TV).

Allí, sin cámaras ni luces, se dieron unos besos y, sin carta de presentación, desde ese momento, supe que ese melenudo (casi un malandro) era su amante de turno… Oooops!

No sé qué piense el resto, no me importa; pero si me lo preguntan, me incomoda ser testigo de la intimida ajena: Nunca estaré presente donde haya un hombre y una mujer, en su intimidad.

¿Cómo se construyen las relaciones?

En una palabra, respetando el código de esos protocolos. 

Nadie, que no se conozca, puede llegar abrazando a otr@ para darle un beso. Puede que, como en los viejos continentes, algunos hombres finjan besarse o tocarse, pero –en América- todo es distinto.
Un japonés no entrará a mi cuarto sin quitarse los zapatos a la entrada.

Jamás me abrazará, al estilo “feliz año”, si no hay mutuo consentimiento o comprensión de ambas culturas.

El protocolo te “obliga” a decir “Ud”, en lugar de “Tú” y, cuando media la confianza, alguno o los dos se tomarán de la mano, en un saludo respetuoso, y sólo por la amistad se obviarán los apellidos paternos.

Como decía a alguien: “La ilusión es como ese primer bloque que se pone sobre la base de grandes obras”.

Si uno se adelanta, pierde; si uno se tarda, pierde el autobús.

Autoayudas


Hay muchos libros de autoayuda (luego de tantos golpes, uno no quiere ni ayudarse) ¿Aceptaría –yo- un abrazo de Diosa Canales?

¿Me acercaría tanto a ella?

Cierta vez (lo recuerdo con frecuencia) un artista venezolano venía con su caballo por el asfalto de la carretera. Unos visitantes, sorprendidos de ese hallazgo, le saludaron, le tocaron y, “para dar pruebas de fe”, querían tomarse unas fotos y –sin consultar antes- trataron de encaramar a su hijo en el caballo de este hombre de la farándula.

-¡No! ¡No! ¡No! Este caballo no es para eso…

El tono de esa voz fue bastante alto y desagradable (y el peo no era conmigo).

-¡Deja que se suba! Para tomarle una foto contigo, en tu caballo.
-¡No, no no! Este caballo no es para eso…

Ufff! Cada vez que recuerdo ese despecho, miro la cara de esos rostros desencantados…

¿Perdió unos fans?
¿Habrá servido –de algo- el autógrafo que le pidieron?
(no se lo digan a nadie, pero creo se limpiaron el trasero con ese papel que él firmó).

Diosa Canales, por ejemplo (no la conozco) según ví en las fotos, deja que la gente se le acerque bastante.

En mi opinión, las fotos que ví, la muestran como a un político en campaña: Abraza a tod@s (puedo estar equivocado).

¿Cómo se construyen las relaciones?


La accesibilidad, el ser accesibles o abordables hace un camino al camino. Si uno de demasiado exquisito, demasiado selecto (o selectivo) disminuye las posibilidades de levantar un puente o una vía de comunicación.

Si uno comienza con demasiadas condiciones (mismas que uno no es capaz de cumplir ni respetar). 

¿Qué carajo construye?


Si eres dueño de la obra, si tienes un proyecto, lo lógico es que busques personas calificada para lo que se espera HAGAN BIEN.

Si vas a hacer una casa, con toda razón, no vas a buscar a un perezoso ni a un loco callejero.

Si vas a poner bien las fundaciones de tu vida, con un hogar, no vas a buscar a un ingeniero de infortunios ni vas a construirla sobre un lecho de lodo ni sobre arenas movedizas.

Similarmente, una relación, cualquiera que sea, no la viertes por cualquier hueco de cañería ni podrás pretender siempre actuar como el artista que, por sus razones, se negó a que un simple niño subiera a su lado y en su caballo (que no era gran vaina, por cierto, pero es su caballo, y yo no lo tengo).

Uno de los secretos más hermosos para tener una amistad, una relación, es ser como tú mism@ desearías fueran contigo. ¿Te gusta la gente constante y cortés? ¡Selo tú! ¿Te gustan los aduladores, los hipócritas e interesados? (no lo seas).

Hoy día no estoy interesado en la amistad. Prefiero a los niños y las niñas, algunos ancianos y ancianas, por que decidí alejarme de lo que me alejo y, sin embargo, veo gente que sí me gustaría tener -por vecino- a un lado de mi casa.

He conocido personas que, de momento, desearía quitarme 30 años y repetir algunos capítulos de mi vida. Hay hechos que, aunque no deseo terminar ciertas cosas (todavía) me producen alegrías y hasta el deseo de culminar este viaje que ya casi termino (pero siendo egoísta, sin pensar en las consecuencias) (y tengo 3 hijos).

Hay momentos que te identificarás tanto con algo o con alguien. Hay circunstancias en que la vida te llevará a eventos pasados, eventos que pensaste no volverían y te embargarán las ganas de detener ese tiempo, de repetirlo –tantas veces- como una canción o música favorita, pero nada hemos traído y nada llevaremos, sólo esta certeza que –alguna vez- te dijiste: “Yo viví, yo amé, yo lo vi.”

Hay mucho temor, incluso dejadez tonta.

Tenemos una de las mejores oportunidades de la vida ¡Hoy!

La gente sólo pone fotos. Piensa que las imágenes les describe, que son una buena tarjeta de presentación y, al igual que la propaganda, muchas veces –nosotros como producto- decimos muy poco, nos “mercadeamos” tan mal, que ni leen lo que escribamos, que ni miran lo que fotografiamos, que ni entienden lo que decimos (eso es normal en este medio).

No se dejen llevar por una foto bonita ni por un escrito embellecido (ambas cosas pueden ser copiadas y robadas). ¡Uff! Me molesta que hacer de detective y de detector de mentiras (me joden, de lo contrario).

Hay gente, tan insípida o vacía, que no termina de copiar lo que escriba un Pablo Coelho, un escritor o un artista de fama. Otras y otros, no cesamos de copiar y subir imágenes (tipo Playboy) como para añadir sazón a lo que no tiene sabor… ¡Cuánto tiempo de pérdida!

Cuando menos, si hoy no despierto (cuando duerma) me llevo la satisfacción que he leído a un par de personas auténticas, verdaderas… a las que dejo en su lugar, del cual estoy distante.

A.T. Nov 25, 2012

domingo, 18 de noviembre de 2012

Desvaríos


¿Cómo brillarán tus ojos?
Decidme, misterio mío.
¿Cómo vibraré a tu beso?
Cual joven, yo no te olvido.

Soy viejo avasallado
Peatón del pensamiento.
Y esos ojos que no fijo,
De reojo, el desaliento.

Decidme, anhelada mirada,
Que los míos no son azules,
Que sus labios son más carnosos,
Y los míos saben a hule.

Que su nombre posee firma,
Probada con la razón,
Que quiere de corazón,
Y deliro en mi demencia…

¿Qué hallo en ti, que no vi en otra?
Que aceleras mi latido.
¿Será un pecado desearte?
Aún dejado en un suspiro.

¡Decidme qué tienen ojos?
Mirados, cuando no miro;
Tan negros como la noche,
Besados y no los miro…

¿Qué gracia intuyo en tus manos?
¿Tus labios? que no son míos.
Besados en raro ensueño,
Soñados en desvaríos.

¡Decidme!

¿Qué habrá en tus besos?
Los besos que no son míos,
Amados en otros brazos,
Tan lejos como los míos.

¿Habré pecado en besarte?

¡Qué lejos!

Ya no son míos…


A.T.             Nov. 18, 2012  (La Esperanza)

martes, 13 de noviembre de 2012

Final Olvido

Abracémosnos de nuevo
bañándonos de lágrimas,
Que la vida nos remeda,
Y el adiós ya no lastima.

Quédate en otra vida,
Que no celo en la distancia,
Que mi amor no te castiga,
Ni abrogó la intolerancia.

Si soñara contemplarte,
Adormilado, ojos míos,
Ya no muero por besarte,
Ni en tenerte desvarío.

Deseé tocar tu pecho,
Y mirarme en tus pupilas,
He caído de tu asecho,
Y el quererte se mitiga.

¡Regálame un instante!
Pero –a solas- contigo.
¡No me hables de tus amantes!
Tú me hiciste lo que hicieron. (Rom. 2:1, 3)

Encandílame en un beso,
Ilusióname de ilusión.
Sedúceme de palabras,
¿Hallo gusto a la traición?

Me dejaste que te amara,
Y tan bien, tú lo sabías…
¿Merecí que me dejaras?
¡Está bien! No me querías.

No menciones tus amantes,
El saberlo me lastima.
Que la vida es un instante,
Lo que hiciste se me olvida.

Abrázame de nuevo
Olvidados del adiós;
Que la vida a nadie espera,
Y el amor se marchitó.


A.T.                   Nov. 12, 2012

sábado, 10 de noviembre de 2012

Tus ojos

 

Hoy extraño tu visita.
Enmudecido tu aleteo.
Que no sea un día feo,
Si no veo tu sonrisa.

Hoy mis ojos no te siguen
En el curso de tu vuelo.
Es que no hallo consuelo,
Si tus ojos no me piden.

¿Eres ave?
¿Nube azul?
¡Linda brisa en mi sendero!
(y no sé por qué te quiero)
Si tus ojos no me siguen.

No te pido que me salves.
No eres mía (ya no puedo).
No te pido que me hables
Que me impulses en el vuelo.

P.D. Para Srta Alves

Versos Incompletos

Me hice un juramento
Que no supo PREDICADO
Si ya tiene compromiso”.
Será otro quien la coja.

Será la mejor del mundo
Provocativa, sin medidas…
¡Yo no quiero más heridas!
Yo no quiero esa congoja.

Hube amado a UNA GITANA
Casi di lo que tenía
¡No es por sexo que se ama!
(y se fue, como temía).

No recuerdo haber amado
De este modo, que me hizo,
Con mi mente, con mil ganas…
¿Era bruja de un hechizo?

(…)
(…)
Y fue otro quien la quiso.
Se marchó, y no fue mía.

A.T.                      Petare Nov. 10, 20112   6 am.

P.S.
Ella me enseñó que “lo mejor es aquello que no se dice”.
Así que Uds. pueden completar las faltas.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Declaro


Soy un fantasma, y no un ensueño…
Hace poco desperté, en el lecho que es mi tumba,
Abriendo ojos hacia el umbral de la conciencia.

El ruido extraño hizo tanto daño a mis restos sin reposo,
Que desperté entumecido, más que mi miembro adolorido.

El recuerdo de imágenes y palabras, agolpados por latidos,
Amagaban sin dolores, lo que hube padecido y,
no como un sueño, recordé haber estado con mi ex esposa,
Abrazado, conversando, no sé qué cosas…

Me decía que el gobierno -una parte de la casa- la había quitado…
Oteé ese entorno (que me es extraño) y el sueño/pesadilla,
me mostraba verdadero.

¡No ví a mis hijos!
(algo raro)
¡Mejor así!

Me tendí a su lado, abrazándola, y la seducía
(parte de la pesadilla).
Le hablé, me miró; pero no es la realidad
(Gracias a Dios)
Creo que –dándole unos besos- vi caballos,
siete estrellas…
(quizá para indicarme el futuro)
(quizá por decirme: “Es Vzla”).

En medio de lo que la mente me decía,
No vi ensoñación,  quizá necesidad:
Yo le argumentaba: “Te necesito”.

Entiendo que mi mente busque soluciones,
Aprecio que “ella” intente ayudarme,
¡Pero no regreso!
(¿Por qué me traicionas, amiga mente?)

El pasado lo eché lejos,
Lo que no se pudo no se pudo
¡Listo!
¿Por qué volverme al vómito?
(como un perro).

Hice trizas un sueño, anoche.
Lancé mi oportunidad al viento,
Y siempre diré mi verdad.
(aunque duela).

No me imagino penitente, con el acta de defunción en la frente.
No me imagino vivo, si los vivos son pestilentes,
Pero ¡Qué carajo!
Decir la verdad apesta.
¿No es así?

Quisiera estar enfermo, de una enfermedad mortal.
Sé que viví, suficiente, y ya sé que ésto no es vida.

Que soy tan vulnerable y –mierda- como cualquiera
(pero la hipocresía dice que son ell@s, nunca yo).

Hoy declaro que he muerto.
Que la amistad no siempre es de cosecha abundante y que,
La abundancia no es mía, ni para mí.

Hoy presento esta acta de defunción,
Que anoche morí,
Que ya no tengo vida,
Que terminé mi función.
(rígido, como muerto).

Quisiera transcribirlo todo…
¡Quisiera decir algo!
(pero los muertos no hablan)
Y mi fantasma, a solas, se escribe.

Quisiera decir que me sanó,
Que todo en mí la deseó,
Pero tiene tantos temores
Y tanto teme de mí:
¡Morí!
Para ella y para mí…

(y es una mujer perfecta)
(Excelsa, entre pocas)
(pero quedo entre las locas)
Lo perfecto es de los muertos.

¡Sentencia de muerte!
Acta de defunción:
Decidle que ya no vivo.
Ha cesado mi ilusión.”

¡Gritadle! (con amor)
Que es persona maravillosa
(Más bella que una flor)
Que entre sus manos he muerto:
¡La quería!
(No por error).

A.T.          Nov. 9, 2012