lunes, 28 de marzo de 2011

Ascetismo exterior o interior

Hay ciertas cosas nuestras un poco "religiosas" en la exterioridad de quienes nos ven, convencionales y entre los cristianos pentecostales ortodoxos, ese ascetismo no secular -en el fondo- es bueno, particularmente, a largo término, especialmente si se interioriza hasta el final de esta temporal vida.
Hay cosas que llegan a incomodar. A veces los bien intencionados consejos, las repeticiones de esos detalles que no aplicamos en nosotros o esos que algunos creen realizar todos los días... ¡pero no es así!.
Hay cosas que uno sigue o recomienda, no -necesariamente-por convicción EXPERIMENTAL, sino por religión inducida en un núcleo de religiosos o por sus tradiciones o las que inventamos, creyendo ser originales, pero te aseguro que, con los años (si Dios quiere) esto llevará a buen término.
La religiosidad, como tampoco los golpes de pecho, no son garantía de nada, ni de la felicidad que todos -de algún modo- anhelamos... Estuve casado con una pentecostal 13 años (ella se consideraba "líder")... Ya nos divorciamos hace unos 5 y, ni ella ni yo somos religiosos ni amigos, pero si por mí fuera, preferiría tener una esposa recatada como esa chica, cuya belleza interna y externa la adorna, por estar separada de lo secular, con un aspecto de santidad -como el de tu prima- que, en mi opinión y en la foto, me parece que es una pureza interior más que exterior.

Cuando uno se parece tanto al resto de nuestros semejantes, mundano o secular (como yo) no hace la diferencia entre la muchedumbre, y somos tan comunes a todos (como tú o como ella). Uno puede presumir de algún atractivo físico, económico o mental, pero alguien como tu prima, exhala una belleza que me conmueve más que una chica con las piernas descubiertas, desnudas a la vista de todos, pues -alguien así- está guardada para ser vista, desposada y admirada para un sólo hombre y un solo matrimonio y, ¡he aquí! He fracasado matrimonialmente más de lo que me hubiera propuesto si tuviera una dirección divina, paternal o de fe ciega, que me hubiera guiado a la mujer que fue pensada -para mí- como ayuda idónea, con todos esos ingredientes morales, emocionales sexuales y amistosos que yo deseo, pese a llegar a 50 años ¡Aún creo estar vivo!
No puedo negar, no puedo esconder, que me guste la belleza física exterior, pero me gusta la privacidad, la exclusividad de los ojos y de la anatomía de mi pareja; pero es demasiado idealismo -secularismo- esperar un milagro cuando cada quien corre hacia el deseo o capricho que fija como su destino.

Antonio Toro Marzo 30, 2011