sábado, 6 de agosto de 2011

Interpretaciones, interferencias y malentendidos.

La comunicación es un fenómeno complejo y debe completarse de forma interactiva. Ud puede tener una cantidad inmensa de conocimiento, habilidades, pero a la hora de ir en búsqueda de un empleo, no basta que Ud consigne su currícula -o dicho resumen- junto con el grupo de cartas de recomendación que pudiera tener con las “evidencias” de títulos, diplomas y otros cursos: Ud tiene que demostrar su cualificación con palabras, con gestos, reuniones e interacciones, mismas que le harán saber, al potencial empleador, que Ud es la persona que ellos necesitan o, por el contrario (en ese proceso) Ud mismo podría ir notando que dicha empresa no es la que Ud necesita para ser contratado (porque hay mejores y Ud desea lo mejor y de mayor conveniencia).
Ese mismo proceso de input-output, sucede en todo. Las PC trabajan así, los ecosistemas y las relaciones interpersonales. En la selección de parejas –incluso en la depredación sexual- la comunicación visual, auditiva, gestual, olfativa y sensorial hacen un todo que producen el entendimiento.
En la calle, si alguien se atraviesa en su camino y Ud levanta la mano, quien lo viera, podría pensar ese acto como un movimiento de hostilidad; pero si lo acompaña con una sonrisa o algunas palabras de disculpa, los malentendidos pueden disiparse. En el mundo de los perros, mostrar los dientes, es una señal de advertencia de: “Te voy a morder”. En el mundo de la cultura humana: “Estoy feliz” (Obvio que el perro gruñe y la gente suelta sus carcajadas, mostrando la dentadura).
Esa relación de audio, imagen, circunstancias mentales, etc., es lo que nos da un mejor entendimiento, pero no sirve de nada si no hay un feedback –una retroalimentación- con el diálogo interpersonal de nuestra interpretación y lo que intentan decirnos quienes producen esos mensajes.
Uno puede desear acariciar un caballo, pero –si el animal no quiere- no sólo se alejará, sino que (en condiciones de encierro o limitación) uno observa que desplaza sus orejas hacia la nuca… ¡La gente hace lo mimo! Cuando uno observa que la gente no te oye –que no te para bolas- tiene la misma forma de actuar… En el caso de caballos y yeguas, uno los puede ver complacientes, te tocan con su boca o te huelen y, de momento, hasta comienzan a robarse la sal que tenemos a flor de pies. Sin pensarlo –también- se les ocurre darte una dentellada ¿No somos así, siendo gente?
Yo disfruto interactuar con los animales y me encanta cuando –interactuando- me lamen, mientras evito que me regalen una dentellada y, en algunos casos, ese acto (al parecer) es parte de sus modos de compartir cariño (no destajan, pero, si uno se descuida duele) ¿No hace –así- la gente?
El kit, en el aspecto humano, es la comunicación. Uno puede llevar su carga de expectativas, pero debe asegurarse de entender el protocolo de cada persona (hay matices distintos). A nivel de la calle, hay mucha variación y holgura; pero hay gente que arrastra sus daños, sus prejuicios, y anda con las orejas bajas, hacia sus nucas, porque no quiere ser dañada (ni joder a nadie).
En internet, como en cualquier medio al que uno se exponga, siendo vulnerable, se hallará gente que gusta dar dentelladas e, incluso, chupar sangre (tipo sanguijuela). No he tenido el tiempo ni la electricidad para traducir algunos consejos para novatos y niños, pero –hasta en la página del CIA- hay consejos que los nuevos internautas deberían leer (en inglés) para no ser vulnerables a los parásitos emocionales.
En mi caso, por regla general, tengo algunas ideas para “conocer” a la gente en internet (no es perfecta) y no me haré más vulnerable de lo que ya soy; sin embargo, a quienes quieran llegar a un acercamiento, siempre recomendaré usar un telf., un video chat, un perfil humano que se pueda leer con alguna foto personal (los que se esconden en fotos impersonales o ajenas, no valen la pena o no están interesados en interactuar –humanamente- en medios masivos). En otras palabras, “tienen su guagancó” en otros sitios, y no están limitados o privados de satisfacer sus necesidades viscerales, humanas, en la cotidianidad de la calle. Una persona, con trabajo regular en la calle y contacto social humano, no necesita de la internet; a menos que la use para satisfacer su curiosidad o perversión en aspectos donde no haya tenido acceso, libertad o receptividad.
Pienso que, para muchos, algunos nos fastidiamos de buscar y nada hallar. Uno vio y sigue viendo el exterior de la gente, pero la internet deja espacio para asomarnos a la vida del alma (lo que de veras no envejece y trasciende con la persona hasta los días de la partida: a la vida o la muerte).
Estos días me causó mucha gracia que, una colombiana –de supuestos 19 años- me ofreció sus servicios de desnudos x internet. Estoy seguro de que era colombiana por los regionalismos (estuve allí un tiempo). Si era hombre o mujer ¡lo dudo! (no lo sé y ya no interesa) Y, aunque ella usaba a Netlog para promover sus servicios “profesionales” (como otras y otros) (ilícito, por cierto) subestimó a este sapo verde que no le gusta comer sanguijuelas sexuales.
¿Quién eres tú, en internet?
En internet, y afuera, soy el mismo. No tengo la ventaja de esconderme en el anonimato del teclado, de un nombre falso, porque ciertamente vivo como un ermitaño y, en mucho, sigo siendo “mundano”, en un punto de vista secular (no puritano). Soy humano, tengo erecciones, me fascina la voz de una mujer (buena mujer, no vampira) y mis expectativas son racionales, realistas y no tengo nada para dar ni qué buscar (sólo mi sueño).
Paradójicamente a lo que esperaba, creo haberme enamorado de una gorda (no me gustan las gordas) (no me parecía erótico, pero a ésta creo que la amo) (¡no lo sé!) y, dentro de mis muchos prejuicios (jamás querría negar que tengo escudos para no ser dañado) mi precaución era para no verme en esa situación -donde otros se han visto- que tienen a la mujer (desnuda y al frente) y no les funciona…

Creo que uno debe gustar de su pareja, en todo. No sólo lo que escribe o cómo se lo escribe, sino cómo le habla y cuánto le habla (no creo esa paja de “calidad” es mejor que cantidad). Uno tiene que querer, incluso desear, esa foto que ella exhibe, particularmente si es ella. Yo imagino a la persona como un producto “a la venta”, si Ud no la pone en el aparador, en la vitrina –visible- no saldrá “a la venta” (sin embargo, hay muy buenos productos escondidos, sea en las tiendas o en la internet).
En una oportunidad se me dañó el telf. y estuve una semana con ese pedo. Afortunadamente, para mí, siempre tengo medios alternos y no perdí vínculos de trabajo ni con mis amistades (no son muchas) pero, en una relación, no debe confiarse de la tecnología ¡ni de nada! Si tienes algo o alguien valioso, cuídalo como puedas y con todas las fuerzas de tu humana posibilidad (si es otra persona, ella o él tienen vida y personalidad propia y harán lo que les plazca, ya no depende de ti ni tu buena voluntad). He conocido de casos tristes y casos felices. Los tristes están en los periódicos (son muchos) y he tenido varias experiencias favorables y, la más reciente –hasta Julio 2010- me dio más satisfacción que la que tuve en un matrimonio de 13 años. Ella y yo vivimos algo más de un año en mi casa y, al irnos a su país, las cosas –luego de 5 meses- se complicaron para mi inconveniencia… Y la cosa en las relaciones es que no haya inconveniencias para ninguna de las partes, de allí la importancia en comunicarse bien.
Si vienes o vas en un combo con tus hijos y la abuelita, ¡dílo! Es preferible ser abierto, franco, a dejar pensar cosas que no son… Si buscas una relación casual, sin vínculos (puro sexo) ¡Déjalo claro! Y que la otra persona (el otro o la otra) decidan (en ese caso, sale mejor colocar un anuncio clasificado en el periódico: Lloverán ofertas). (¡Ah! También te llamarán personas indeseables ofendiéndote) (La gente de este país no ofrece ninguna clase de garantías, así como en ningún otro medio) (pero he sabido de casos con algo de éxito, para esos que se prostituyen).
Ser auténticos.
Acá, como en cualquier parte, somos quienes somos. A veces venimos con ideas equivocadas, erróneas, pero cambiamos, corregimos y aprendemos: Somos auténticos. No somos los únicos, ni los mejores, pero somos quienes somos. En la calle, en el Metro, nadie –muy pocos- pondrían atención a nuestros argumentos porque ellos y ellas ¡son auténticos! (también andan en lo suyo) (en sus negocios y sus rollos) ¡Nosotros somos una élite! ¿Ven cómo escriben algunos? ¿Observan qué publican o leen otros? ¡Somos una élite! (y de eso no quiero ni debo jactarme). Pero tú puedes saber –atinar- en lo que es una persona por las cosas que publica o escribe, por cómo “las dice”, lo que habla y lo que lee te hace saber de su autenticidad y lo que busca... ¡Somos una élite! (no soy el único) (no me ocupa “el lugar” sino mi lugar).

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