domingo, 25 de noviembre de 2012

Construir Relaciones

Hablo con la gente (los perros, los gatos, no son gente) (aunque parezcan más humanos).

Cada persona, según crea conveniente, puede sustituir una relación filial humana con cualquiera que se le antoje: Puede creer que es mejor o se siente feliz con animales, plantas o posesiones... ¡Lo que quiera!

Hablo con la gente y, para mí, son pocas.

Si las escucho (a veces escucho) tiene que ser bajo un tácito consenso y, aunque no soy la persona ideal -para muchas cosas- no me quejo y, cuando se me antoja, mi tiempo comparto.

No puedo decir que siempre hablo o escucho. Mi comunicación no es perfecta, no todo lo que digo o pienso será oído o entendido, pero me agrada conversar con uno de mis hermanos (con los otros no hallo puntos de coincidencia).

Mis cuitas, las suyas, no tocan esta pantalla y -no sé por qué razón- termino enterándome de cosas que, a veces, hubiera preferido no saber ni enterarme.

Me entero de gente que tiene más de 5 relaciones amorosas, con distintas personas, en menos de un mes.

Sé -de boca de ellos o de ellas- que su promiscuidad no tiene riendas ni conoce un fin particular (sólo placer, porque no se enamoran).

A veces me preguntan: “¿Qué te parece?” y ¿Qué les puedo decir?
Les veo salir de sus habitaciones, a solas, con alguno de esos hijos, y cada persona se acerca (o se rechaza) según elija entre sus conveniencias.

A veces río, interiormente (sin que lo sepan).

Se acuestan con uno, con otra. Se besan aquí, se gozan allá… ¿Quién está más vacío o solo?

Son pocas las verdaderas historias de amor.

Se toman de manos, pero sus pensamientos vuelan a nidos que no se pertenecen.
Se roban un beso, pero sólo es eso –otro delito- porque es poco lo que desean comprometer, entregar, y todos vamos con esa desconfianza que, nosotros mismos, inculcamos a otros CON LO QUE HACEMOS, más que por todo lo que decimos.

Hace pocos meses leí algunos tips de “Cosmopolitan”. Allí siguen hablando de las trivialidades de las “estrellas”, tips para mejorar el arte de seducción, y todo aquello que se supone haría de una chica sexy una mujer más habilidosa.

“Te pintas así, lo haces azá, y ese hombre nunca te dejará”

En el fondo, el negocio de la revista (todas ellas) es crear dependencia a sus clientes, una dependencia emocional y clientelar: “Probaré lo que aprendí del Kamasutra… Usaré colores y creyones nuevos para mis vestidos, y seguiré comprando mis revistas de moda.”

Como el negocio –la dependencia- no sólo es para las chicas, ponen buenos tips para hombres y mujeres y –sin sorprenderme- ya no me asombro cuando veo carajitas, yendo al liceo, pero con la barriguita de embarazadas, y yo llegan, siquiera, a los 15 años.

Hace poco, sin vergüenza, tuve que hablarle a mi hija sobre la sexualidad. No fue tan específico, pero sí muy directo ¿La salvo, con eso?

Por otro lado, como supe de una de mis amigas, ella se proponía inyectar –a su hija- para que no quede embarazada… ¡Uff! Eso equivale a pagarle la habitación, enviarla con un hombre a un hotel, y decirle: “No quedes embarazada” (y su hija no alcanza a los 18).

Por un lado, retomando algunos monólogos anteriores, estoy de acuerdo que una chica no se case sin amor o sin estar segura de que no le gusta un sujeto…

En cierto momento, estuve tentado a decir una locura: “¡Coño! ¿Vas a hacer que tu hija se case con el hombre de tu escogencia?

En cierta oportunidad, en una de esas conversaciones de peluquería, la dueña le contaba a una ded sus clientes las bondades de uno de los pretendientes de la hija:
-¡Ese hombre es bueno! Pero mi hija lo rechazó (para meterse con un limpio). Aquel la visitaba, la acompañaba al liceo, la sacaba a pasear y, cuando no estaba con ella, él se iba a su agencia de lotería o a sus otros negocios… ¡Fíjate! Ese muchacho vive pendiente de hacerle el mercado a la mamá, trabaja y trabaja y, cuando se ponen de acuerdo, es que se veían o salían…

Era obvio que esta madre deseaba hallarse con una oportunidad así (no tanto con el hombre).
-¡Él se quería casar! Pero mi muchacha se fue con un limpio… ¡Mira! ¡No sé! Esas oportunidades no pasan dos veces…
¿Y es que el amor es cosa de unna barata de oportunidades, de conveniencias interesadas, o un sentimiento afectivo genuino, que sólo se interesa más en la persona que en las ventajas económicas o en la belleza?

No hice mis comentarios.

Hubiera deseado que, otra mujer, diera su punto de vista (y no ceso de recordar aquel escrito de “[i]La Prostitución como Alternativa[/i][b][/b]”) (escrito por una gran mujer).

En mi opinión, comúnmente, el “amor” nace por esa mezcla “peligrosa” de atracción, sexualidad, cariño, comprensión, deseo de amar o ser amado.

No conozco la mezcla porcentual pero, si no te gusta la persona por fuera, generalmente, no te gusta por dentro, y siempre habrá casos excepcionales inquietantes.

Por ejemplo, el cuerpazo de la [b]Diosa Canales[/b] puede empequeñecerme o intimidarme como hombre pero, el día que la escuche –realmente- mis prejuicios a lo que hace, pública o privadamente, podrían dejar de incomodarme. 

Si escucho su voz, si comprendo que ella no es lo que me parece, si leo en sus ojos y su voz lo que realmente siente (en su intimidad mental) ¡tal vez! (no lo sé) la vea como mujer, la vea como una persona que puedo amar, incluso desear –pero hoy- mi mente la compara con “Rosita” (y mire que ninguna es fea) (ninguna es aborrecible) pero yo querría una mujer “sólo para mí” y no un objeto de veneración ni copulación pública (aunque, desvergonzadamente admita que ello, en este mundo, es un asunto difícil).

Anoche, por cierto, llegó a mis manos un archivo con 700 comentarios para la Diosa Canales (no leí ninguno). Vi las fotos de esa mujer monumento (en privado) y, la verdad, es sumamente bella (pies bonitos, cintura bonita, tetas, Etc. Etc.)

No sé cuántas fotos fueron, pero era una colección que alguien montó en un documento “Word”, de unas 72 págs.

El comienzo del trabajo decía algo como: “Diosa Canales”...

Las primeras fotos eran simples, nada vulgares, y fui bajando y las vi todas.

Quizá al final del lote, la chica canales aparecía en la playa y, las que más me sorprendieron fueron aquellas en la que ella –al parecer- se entremezclaba con la gente común (con un traje de baños negro, con 2 tiritas a los lados, y un delicado hilo dental, a sus espaldas).

Sexualmente no me emocioné.

Si tuviera aquellos 15 – 18, cuando Marlón Brando estrenaba la película del “Último Tango en París”, seguro hubiera sido una de sus adictos (y no los culpo, porque luce físicamente apetecible).

Sin embargo, me pregunté: ¿Puedo amar a una mujer así?

Esas fotos –entre el populacho- mostraba a chicos y chicas. Si miraba a la modelo o artista, si la comparaba con el entorno ¡ella brillaba como una estrella! (con luz propia). El control del escenario lo tiene ella. Los chicos parecen contener sus labios, para no soltar la baba (y lo comprendo) pero, en un momento, ¿cómo lidiar en una situación así?:
1) Docenas de ojos clavados en un mismo punto de la carne, como objeto
2) Ella controlando, la situación y su situación, porque se torna en un objeto de veneración o culto
3) Verla a los ojos, sonreída, pero en el altar de su gracia, entronada con tanto deseo humano.
4) Ver tanta carne ¿y no poder soltar la lengua como a una chupeta? 

¡Sí!

Esas fotos, con la gente común, la exaltan (por encima de ellos). ¡Era gente! Como yo, más humilde. Tentada –como yo- pero no dejándose llevar por lo que sería normal y propio de la cama o de alguien a quien se ame, pero en la intimidad. (¡Ni de vaina la vería en video!)

Mi mente, bajo el control de la razón, no asimila lo que no dejo me asimile a mí.

¿Cómo puede, una persona –en tal situación- mantener una relación normal y de profunda confianza, cuando una mujer o un hombre se desenvuelven en este tipo de ambiente secular?

Cierta vez, en el Hilton, estuve en una de esas habitaciones. Un canal privado hacía grabaciones para las escenas de uno de sus programas y, a puertas cerradas, yo veía parte de esa intimidad que no se publica por los medios de difusión masiva (no era nada porno, pero tenía sus [b]XX[/b]).

De repente, al terminar el sketch, uno de los que estábamos en el cuarto se fue a la cama con la artista que grababa una escena de amor y de “intimidad” (un simulacro de esos, para la TV).

Allí, sin cámaras ni luces, se dieron unos besos y, sin carta de presentación, desde ese momento, supe que ese melenudo (casi un malandro) era su amante de turno… Oooops!

No sé qué piense el resto, no me importa; pero si me lo preguntan, me incomoda ser testigo de la intimida ajena: Nunca estaré presente donde haya un hombre y una mujer, en su intimidad.

¿Cómo se construyen las relaciones?

En una palabra, respetando el código de esos protocolos. 

Nadie, que no se conozca, puede llegar abrazando a otr@ para darle un beso. Puede que, como en los viejos continentes, algunos hombres finjan besarse o tocarse, pero –en América- todo es distinto.
Un japonés no entrará a mi cuarto sin quitarse los zapatos a la entrada.

Jamás me abrazará, al estilo “feliz año”, si no hay mutuo consentimiento o comprensión de ambas culturas.

El protocolo te “obliga” a decir “Ud”, en lugar de “Tú” y, cuando media la confianza, alguno o los dos se tomarán de la mano, en un saludo respetuoso, y sólo por la amistad se obviarán los apellidos paternos.

Como decía a alguien: “La ilusión es como ese primer bloque que se pone sobre la base de grandes obras”.

Si uno se adelanta, pierde; si uno se tarda, pierde el autobús.

Autoayudas


Hay muchos libros de autoayuda (luego de tantos golpes, uno no quiere ni ayudarse) ¿Aceptaría –yo- un abrazo de Diosa Canales?

¿Me acercaría tanto a ella?

Cierta vez (lo recuerdo con frecuencia) un artista venezolano venía con su caballo por el asfalto de la carretera. Unos visitantes, sorprendidos de ese hallazgo, le saludaron, le tocaron y, “para dar pruebas de fe”, querían tomarse unas fotos y –sin consultar antes- trataron de encaramar a su hijo en el caballo de este hombre de la farándula.

-¡No! ¡No! ¡No! Este caballo no es para eso…

El tono de esa voz fue bastante alto y desagradable (y el peo no era conmigo).

-¡Deja que se suba! Para tomarle una foto contigo, en tu caballo.
-¡No, no no! Este caballo no es para eso…

Ufff! Cada vez que recuerdo ese despecho, miro la cara de esos rostros desencantados…

¿Perdió unos fans?
¿Habrá servido –de algo- el autógrafo que le pidieron?
(no se lo digan a nadie, pero creo se limpiaron el trasero con ese papel que él firmó).

Diosa Canales, por ejemplo (no la conozco) según ví en las fotos, deja que la gente se le acerque bastante.

En mi opinión, las fotos que ví, la muestran como a un político en campaña: Abraza a tod@s (puedo estar equivocado).

¿Cómo se construyen las relaciones?


La accesibilidad, el ser accesibles o abordables hace un camino al camino. Si uno de demasiado exquisito, demasiado selecto (o selectivo) disminuye las posibilidades de levantar un puente o una vía de comunicación.

Si uno comienza con demasiadas condiciones (mismas que uno no es capaz de cumplir ni respetar). 

¿Qué carajo construye?


Si eres dueño de la obra, si tienes un proyecto, lo lógico es que busques personas calificada para lo que se espera HAGAN BIEN.

Si vas a hacer una casa, con toda razón, no vas a buscar a un perezoso ni a un loco callejero.

Si vas a poner bien las fundaciones de tu vida, con un hogar, no vas a buscar a un ingeniero de infortunios ni vas a construirla sobre un lecho de lodo ni sobre arenas movedizas.

Similarmente, una relación, cualquiera que sea, no la viertes por cualquier hueco de cañería ni podrás pretender siempre actuar como el artista que, por sus razones, se negó a que un simple niño subiera a su lado y en su caballo (que no era gran vaina, por cierto, pero es su caballo, y yo no lo tengo).

Uno de los secretos más hermosos para tener una amistad, una relación, es ser como tú mism@ desearías fueran contigo. ¿Te gusta la gente constante y cortés? ¡Selo tú! ¿Te gustan los aduladores, los hipócritas e interesados? (no lo seas).

Hoy día no estoy interesado en la amistad. Prefiero a los niños y las niñas, algunos ancianos y ancianas, por que decidí alejarme de lo que me alejo y, sin embargo, veo gente que sí me gustaría tener -por vecino- a un lado de mi casa.

He conocido personas que, de momento, desearía quitarme 30 años y repetir algunos capítulos de mi vida. Hay hechos que, aunque no deseo terminar ciertas cosas (todavía) me producen alegrías y hasta el deseo de culminar este viaje que ya casi termino (pero siendo egoísta, sin pensar en las consecuencias) (y tengo 3 hijos).

Hay momentos que te identificarás tanto con algo o con alguien. Hay circunstancias en que la vida te llevará a eventos pasados, eventos que pensaste no volverían y te embargarán las ganas de detener ese tiempo, de repetirlo –tantas veces- como una canción o música favorita, pero nada hemos traído y nada llevaremos, sólo esta certeza que –alguna vez- te dijiste: “Yo viví, yo amé, yo lo vi.”

Hay mucho temor, incluso dejadez tonta.

Tenemos una de las mejores oportunidades de la vida ¡Hoy!

La gente sólo pone fotos. Piensa que las imágenes les describe, que son una buena tarjeta de presentación y, al igual que la propaganda, muchas veces –nosotros como producto- decimos muy poco, nos “mercadeamos” tan mal, que ni leen lo que escribamos, que ni miran lo que fotografiamos, que ni entienden lo que decimos (eso es normal en este medio).

No se dejen llevar por una foto bonita ni por un escrito embellecido (ambas cosas pueden ser copiadas y robadas). ¡Uff! Me molesta que hacer de detective y de detector de mentiras (me joden, de lo contrario).

Hay gente, tan insípida o vacía, que no termina de copiar lo que escriba un Pablo Coelho, un escritor o un artista de fama. Otras y otros, no cesamos de copiar y subir imágenes (tipo Playboy) como para añadir sazón a lo que no tiene sabor… ¡Cuánto tiempo de pérdida!

Cuando menos, si hoy no despierto (cuando duerma) me llevo la satisfacción que he leído a un par de personas auténticas, verdaderas… a las que dejo en su lugar, del cual estoy distante.

A.T. Nov 25, 2012

No hay comentarios: