viernes, 6 de julio de 2012

Lindo Cuento Blanco.



Es más fácil descartar las cosas, también a las personas, que tratar de ayudarlas, acomodarlas o simplemente aceptarlas.

Es más fácil ver las diferencias, que ver las afinidades que pueden acercarnos, complementarnos, divertirnos, incluso más que adversarnos (hasta llegar a amarnos).

Las diferencias siempre son como más grandes que las congruencias y coincidencias. En este proceso creador de un modelo de mundo ideal –en el que n viviremos- desarrollamos técnicas discriminantes, segregatorias y auto-protectoras.

Nuestros principios, por encima de los ajenos. Nuestra voluntad, por encima de otras razones, nada conciliatorias, muchas veces.

La adversidad es fatal, más allá del medio siglo.

Jamás nos comprometimos hasta el punto del nunca regreso.

Jamás nos comprometimos -absolutamente- en una relación de exclusividad (emocional o física) en la que entregáramos todo o se arriesgara hasta el último escaño del auto-sacrificio.

Hay quienes que, desengañados o heridos, invierten el papel de las cosas y, en lugar de victimarios, se consideran las víctimas y, en cada relación, cada uno tiene su parte de culpa y parte de inocencia; pues –quiérase o no- ello se llama responsabilidad y corresponsabilidad: ¡No nos engañemos! Ir más allá de eso límites es –no solamente insano- sino sádico o masoquísticamente enfermizo. ¿Quién ha dado su vida, por seguir a otra u a otro?

De ser así, la vida acabaría de inmediato, no habrían los procesos inversos del desamor, del desengaño y jamás se evaluaría lo bueno que se dejó o lo malo que dañó.

¡Sí!

Los compromisos hay que registrarlos, así sean en un contrato, en un documento: Si las promesa no se olvidan, algunas cosas se desvirtúan con el tiempo ¿No pasa así, con ciertas uniones o matrimonios?

En el cuento de Blanca Nieves hay muchas cosas bonitas, pero no todas se interiorizan.

Una pérdida, una crisis, llevó a esa chica a correr por sus bosques y dar con la vida de esos enanos.

Si mal no lo recuerdo, esa asociación fue un acuerdo implícito de todos por ella: Conversaron, se pusieron de acuerdo (casi a la fuerza) y, unánimemente, le dieron un cuarto…

Blanca Nieves, la del 1er cuento, era noble, tanto como bella. Sin mucho detalle, con nada de pereza, comenzó a cambiar el mundo de esos hombrecillos: Tenían que ducharse, cambiar sus modales, asearse de un todo… ¿Será un sacrificio o una sana conducta de domesticación?

Día tras día, admirados o enamorados, accedían y compartían ese maravilloso cambio en sus conductas, domesticados sin compasión, con la flagelación de un solo beso en sus frentes… (Excepto el gruñón) ¿Han leído ese cuento?

Cada enano tenía su propio carácter, su personalidad y, entiéndase así (o no) Blanca Nieves era una figura femenina que TODOS admiraban, todos querían, pero “el más listo!, era el más chico y bobo ¿No la quería él sólo para sí y, siempre se coleaba en la fila para recibir otro beso, aventajando a los más viejos?

Las tipologías de esos enanos me encantan.

Supongo he conocido a pocos que tengan una mejor definición de sus caracteres y, si me pongo a recordar, temo que –si los hubo- les olvidé: En esos enanos no hay trampa vil, ni hermanada injusticia.

Pese a sus distintas edades, el grupo no está cohesionado por su líder ni por el mismo oficio en una mina. Su solidaridad no presenta discrepancias –u sueño idealizado de compañerismo- y Blanca Nieves lo pone a prueba (sirviéndoles con gratitud, sin exigencias que no comprendan).

-¡Hay que lavarse las manos!- “ –les dijo un par de veces- (al momento de comer) pero el claro mensaje no era sólo para esos enanos de la película; sino para toda la audiencia, para los que me lean… ¿No es hermosa esa clase de dulce pedagogía?
“ -¡Si no se lavan las manos, no habrá comida!- “ ¿Quién se negaba? ( Sólo el gruñón ) ( ¡Ya domesticado! ).

La parte dolorosa, la que más me duele, no es ese día cuando ella “muere” por envenenamiento… Lo que me causa emoción (también mi dolor) es cuando ella decide y se marcha con otro hombre (y qué bueno que los enanitos pasaron por la pena de la separación abrupta que se les interpuso –entre todos- por la muerte evidente).

Si el cuento hubiera sido distinto ¿en qué momento se despierta la rivalidad entre ese grupo de HOMBRES? Si el carácter de Nieves hubiera sido distinto –contemporáneo-  ¿Quién de ellos la habría tomado o robado como cosa?

Lo más hermoso de la película de la película de Disney –ciertamente- es ese efecto psicológico mágico (no tan implícito): Todos la besaron, en su despedida, pero sólo UNO, el último, la devolvió a la vida.

Para mí esto es una lección:

Tú puedes besar a ½ docena de personas, pero sólo a una terminas recordando o deseando.
Puedes besar a cada persona que aborde la cubierta de tu vida y, si tienes los ojos abiertos ¡mirarás los defectos!

Por el contrario, si subes a la tarima oscura de la vida –con los ojos vendados- es casi seguro, que te gustarán pocas.

En ese proceso de selección natural (que pocas veces se da) te darán la opción dee volver a probarlas, de repetir, y tendrás ya otra idea…

Las identificarás por número o por el recuerdo de tu memoria episódica. Si la oyes hablando, tu corazón saltará y, ruego a Dios que ninguna haga trampas (pero el amor no es sólo “sentir”, tocar o desear) ¡Es conocer, decidir y poseer!

Blanca Nieves estaba muerta.

La verdad –para mí- es una alegoría: Su juventud se acababa, rodeada de viejos, sin vida propia ¡Abnegada a su servicio! (pagaba cada plano de comida, y ese simple alojamiento).

¿Qué cosa mejor puede pasar, si estás muriendo?

La vida se va como en los sueños (muchas veces irrealizados, incomprendidos).

Disney, por su parte, usa un lenguaje de imágenes puntual y muy particular: Hasta la naturaleza es representada y conmovida. Las criaturitas del bosque ¡La ven y lloran! (otras bajan las cabezas).

De momento, en lo más aciago de ese clímax emocional –nadie lo sabía- se aparece el rpincipe apuesto (puede ser cualquiera) (hombre o mujer) ¡Sabe Dios tu vida!  - ¡¡¡ Zuásss !!! – ( te llenan de besos ) ( te tocan) ( la tocas tú ).

¡Vuelve las vida! (la pena se desvirtúa) y te levantas de ese lecho moribundo de penas o cuitas sucesivas.

Para mí -lo más hermoso- es la aceptación de aquellos hombres que pasaron por la vida de Blanca (cualquiera).

Ellos, habiendo depuesto la armadura de inciertas pretensiones –con todo su celo- salen de la vida de Blanca Nieves (cualquier persona) honrando en lo mejor, la memoria de alegres momentos: Se inclinan ante el ser amado, toman su mano… y, finalmente, la besan (saliendo de la escena).

Blanca Nieves tiene sus razones para no haberse entregado a ninguno de ellos.

Su relación, vista en la particularidad de todos, no fue distinta a lo que ella fue para cada uno: Una sirvienta, quizá una mucama… (como cada persona asume su rol con la mujer que haya tenido por esposa, amante, o mueble de su casa).

Blanca Nieves, de forma ingenua, nunca soñó tener a un príncipe y, en todo caso,  le conoció como a un cualquiera: De su misma clase (afinidades, simpatías y gustos…)

Blanca no escogió entre varios pretendientes, no obstante, todos llegaron a ella (y al unísono).

Nieves no realizó un casting. No los escogió al azar ni por conveniencias: Fue algo hermoso, misterioso y fortuito… ¡La conmovió un beso?

Blanca Nieves yacía muerta.

El mundo la estaba matando y, como cualquier bruja o envidioso puede hacer, esos venenos pasaron dentro de su sangre noble.

Estoy convencido de que la vida siempre te hace uno de estos regalos.

Jamás negaré que Dios nos da una, y otra oportunidad.

¡Sé Blanca Nieves! Pura, transparente, siempre limpia.

¡Sé Príncipe!
(pero noble… )

¡Vendrá tu momento!

True Hermit  ( A. T. )   

En el pueblo del Dulce Corazón de Jesús para Petare.   Julio 6, 2012

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