jueves, 2 de octubre de 2008

Aislado.

27/09/2008



Parte I



Miento al decir que seas esa ciudad, porque todo en ti suena nuevo, sano y santo. ¿Cómo no rendirme al culto de esta extraña devoción? No es correcto compararte a un lugar donde muchos intentan poner la mano o hayan dejado marcas del sudor o el sucio de sus pies… ¡Perdón! No eres Roma. No eres un pueblo desgastado, sino mi nuevo santuario (o algo mucho mejor que eso). No eres tanta “sacra” palabra, sino los labios tibios y el aliento que hoy necesito…

¿Cómo escribirte una disculpa en una apología?

Es difícil desarraigarte de tus costas –de los tuyos- si soy yo quien te desplaza. Deseo ser yo quien se mude a tu orbe. Mas, sabiendo que es mucho lo que allí te es ajeno o repudiable, necesitamos intimar en lo que puede ser nuestro, para crear un espacio en lo que podría hacerse nuestro.

Piérdeme!

Golpéame con la ironía de que no podré ser tuyo.
Castígame con la promesa de que nunca nos veremos.
Desgárrame con la mentira de que no nos uniremos
Y que sólo vimos imágenes, q no es amor, sólo barullo.

Piérdeme en esta confusión de larga espera.
Hiéreme con la indolencia de que dos “Nos equivocamos”.
Cambia tus teléfonos, no respondas mis mensajes
Que, en todas estas horas ¡nunca nos deseamos!

Yo deseo perderme en ti... encallar como madero en ti.
Anhelo amarte –si fuere posible- de un modo que ya no sepa.
Quiero enraizarme ¡expandirme en tu adentro!
Y por siempre fructificar –en todo modo- ¡que nada quepa!

Ayúdame a que estos pies no caigan de tus estribos,
Hazme saber qué hago mal o qué debí yo hacer.
Ilumíname el camino de tus sendas infusibles,
Allí donde mi luz no cambie las penumbras.

¿Qué opción tengo en este ocaso?
Avanza ya el otoño al final de mis estaciones
Este amarte –inconcluso- reclama intenciones De sabores y besos
¿No duele, acaso?

¡Piérdeme por el deseo de tus caricias!
Marca el estigma, en señal de que te pertenezco.
Deja que pruebe la miel y el almíbar
Que al mirar de esos ojos… ¡desfallezco!

Hiéreme con besos, cuyo sabor todavía no pruebo (ni apruebo).
¡Quémame con lo que arde en tu pecho! Cuyo calor aún no toco y –de lejos- me quema.

Piérdeme en la nada, y en tu todo.

Hazme perder el poco control y la loca razón.
Dí que estos 4 meses sirvieron a la mentira Que hemos fantaseado y reina la desazón…


Parte II

(Sigue luego)

No hay comentarios: