lunes, 25 de agosto de 2008

Ultimos Días



Estaba allí, con mi hijo mayor. Los días se acercaban y la incertidumbre de volver a tenerlo cerca, trabajnado conmigo, me impulsó a un acto pueril que, de pensarlo, me divertía. La brocha enverdecida se cayó de mis manos. La inevitable mancha que supuse entre mi nariz y mi barba, me divertía, así que hice señas a mi chico, para que notara mi accidente y, también se riera un poco.

Se acercó. Tomó una foto. Inflé mis mejillas, sólo para que conservase una memoria, un recuerdo de estos días, pues ¿cuándo volveríamos a trabajar cerca, en equipo?

En otros de esos minutos, que me parecía volar, él escuchaba esa músicas que toda mi vida detestaré: Salsa, Reguetón, Merengüe, etc.

En mi monólogo interior, culpé a su madre, a su entorno ¿Qué mal hice yo para que mi hijo fuera la antítesis "musical" de lo que creí NO SER? (nO HALLO RESPUESTA).

No puse mucha atención al asunto, pero, una estrofa de un merengue me pareció garciosa y recordé días de juventud, de cuando iba al programa televisado "Disco Fiebre" e hice señas x el ventanal para q mi hijo me viera y comenzó a grabar con su cámara... No salió muy bien ese video y, tomándome x sorpresa, volvió a grabar lo q arriba he reproducido, pero frente mío.

Dejo ese instante, ese recuerdo "memorable", pues, cuando deje de ser, deje yo de existir, deseo q mis hijos me recuerden (como puedo recordarlos a ellos) (y se me aguan los ojos, pues, quiero terminar lo insulso de no saber qué Dios hará de mí).

A.T.

No hay comentarios: