Esa sensación de frustración, de limitación o
de algún tipo de impedimento al logro es frecuente, mayormente cuando uno vive
en una sociedad o mundo emocional que tiende a empujarnos hacia la dispersión
de objetivos, más que a la calma de una sana diversión o vida sana.
Por lo general, si viviésemos en una vida
bucólica, simplísima, nos ocuparíamos de una sola cosa (producir comida) y
nuestras ansiedades serían enfocadas al clima, a los hijos, la ropa y simples
placeres hogareños; pero, en la complejidad citadina, ese todo sencillo se
complica, y se enreda con el número de miembros del núcleo de la familia (si la
tenemos) y se amarra o empaqueta con las facturas, las presiones del alquiler o
el pago de los giros del auto, la casa, los equipos o la acumulación de deudas
(sumar las que otros depositan en otros).
La religión, en cualquiera de sus formas, es
una válvula de escape (pero no es una forma o norma de vida hasta que no se
interioriza o no se practica). El alcohol, las drogas, la comida o el sexo,
tienen un nivel que varía el impacto de esa sensación de frustración, lo mismo
que haría el deporte, el ir al teatro, al cine, etc., porque esa corriente de
energías MAL represadas tiene que drenar por alguna parte y en alguna
dirección.
En esto de la vida y sus complicaciones
citadinas, un día podemos amanecer en paz (tal vez un sábado o domingo).
Amanecemos como muertos a muchas cosas, pero intensamente vivos a las
importantes, a las personas y ya no al empuje de las cosas intrascendentes. Podrías
levantarte a oler una flor, pero no tienes flores ni un jardín en tu casa. Podrías
levantarse, abrir tu ventana al aire fresco, pero estás rodeado de altos edificios
o feos ranchos, y es poca la brisa que pega en tu pecho a cada mañana (sin
embargo ¡vives!).
Es cuestión de actitud. Todos somos aptos
para cambiarla. Tenemos aptitudes al cambio, a la mejora, a la superación, pero
hay que tonificar la ACTITUD (siendo más aptos).
En casa de mi mamá (la que usualmente me interrumpe que jode) hay una jaula de aves: 5
periquitos australianos (lovebirds) y 1 azulejo. He contado, en otro lugar, que
mi hno “A” lo rescató cuando éste se cayó del nido y terminamos alimentándolo
en nuestros puños… (hacen 6 meses) (Mi hno lo salvó en Junio 2011).
Una parte de mí se ha encariñado con ese animalito.
En 1er lugar, su canto es totalmente distinto al sonido que emiten los
australianos (el azulejo es el “extranjero”, dentro de esa colonia de 5). Una
parte de mí quiere soltarlo, pero no soy el dueño y, aunque lo hiciese, hemos
considerado que no tenga la autonomía de vuelo o la suficiente vivacidad para
insertarse en una colonia de SEMEJANTES o, por otro lado, tememos que los gatos
del vecindario se lo coman (aunque hay bastante basura, alrededor, como para
que lo subestimen).
Ese azulejo, que alimenté varias veces en mis
manos (no fui el único) me agrada y, mi deseo (frustrado) por dejarlo ir me
hace pensar en él, más que en mí. ¿Cómo amará a uno de los suyos, si no está
con ellos? ¿Cómo tendrá sexo, si los periquitos australianos son tan distintos,
copuladores, y éste, ni sabemos si es hembra o macho?
No sólo me ocupa pensar en su vida sexual
¿sobrevivirá y se insertará en la comunidad de los suyos? (seguro que sí ¡Canta
muy bien!). Sin embargo, saberlo libre, independiente, me traerá más dicha
(aunque sus padres y probablemente otros venían a esa jaula para alimentarse,
mientras lo tuvimos en otra parte del edificio).
Esta mañana, cuando le oí cantar ¡tan gozoso
y lleno de las energías de la vida! El azulejo me hizo recordar muchas cosas
(lástima que no escribo tan rápido como pienso y la mente se me dispersa en lo
que otros piensan).
Ese emplumado cantor prisionero me hizo recordar
la historia de José, el hijo predilecto de Jacob (Israel). José, siendo la
envidia de sus hermanos por tal predilección, fue vendido a extranjeros,
desterrado y excomulgado del amor de sus padres ¡por simple envidia! (podría imaginar
que otros polluelos sacaron al azulejo del nido… pero no lo hicieron).
José creció enjaulado, pero no prisionero.
José creció limitado, pero no impedido y, asumiendo
creativamente parte de esas circunstancias frustrantes -en ese cerco de
encierro- sin mirar sólo las limitantes, procuró ser el mejor y, al hacerlo,
sobresalió, no sólo al resto de los que compartían el mismo lugar, sino que se
desprendió de lo que pudo ser el mismo destino (Gen. 39:22).
¿Reconoces al José que hay en ti?
¿Comprendes las veces que pudiste ser
distinto, y te adaptaste a ser como los demás?
José, a sus 17 años ya TRABAJABA (Gen. 37:2) En ese entonces no había
internet, no había una biblioteca en la esquina; pero tampoco “estudiaba” para
que el papá le comprara un Ipod o la mamá una laptop (su presión “social” era
otra) (su responsabilidad familiar era
otra).
Como cualquier muchacho (o viejo) José tenía sueños. No sólo soñaría despierto
el hacer los planes para el logro de sus cosas, pero la vida le jugó algunas
trampas (debidas a la envidia de SUS HERMANOS) y, aunque fue así, tarde o
temprano, la vida misma le devolvió la reconducción de esos sueños (Gen. 41:45) (no fue tarde en su vida)
(¡Ojo! Nota que LE DIERON UNA HIJA DE SACERDOTE. Uno no puede convivir con quienes no tengan la misma educación o convicciones
de fe).
Cuando uno modela la ACTITUD, cuando
uno reconduce la indisposición (mediante muchos intentos, usando la aptitud) uno
logra progresos.
José le echó bolas al trabajo. Su disposición
a HACER LAS COSAS BIEN fue reconocida por los ojos de quienes le rodearon,
aunque otros lo ignoraron (tienen completo derecho a ignorarte, así como tú
puedes hacerlo).
Al salir de la cárcel (por algo que parecería
fortuito) subió de rango y, en apariencia, era un cambio social (pero, igual, su
trabajo era de siervo, mas no de cachifo) (¿Tu mente –hacia el trabajo- es
de cachifo o de siervo que sirve?).
Un cierto momento antes, una mujer le propuso
una interesante tentación. Sexualmente uno puede pensar en muchas cosas y hasta
se resbala, pero ¿sería por amor?
¿Cómo sería de incómoda una relación furtiva y extemporánea? (la mujer
siempre sería la parte dominante, por el rol de ser la esposa del jefe) Gen_39:7 “la mujer de su amo miró a José con deseo y
le dijo: Acuéstate conmigo.” ¿Tan buena ERA o estaba, que su marido no la
atendía? (eso sucede a veces, en cualquier parte) (es posible que ella o su
esposo ya tuvieran la costumbre de dormir con quienes les gustase).
¿Qué debe hacer uno, cuando le ponen esa
concha de mango? Cómase su mango, pero ¡no la concha ajena!
Hace poco, estas primeras semanas de
diciembre 2011, conocí a alguien que hizo como José (no se acostó con la mujer de su amigo). Si éste le dijera –a otros-
lo que no hizo, seguramente le tildarían de “pato”, “pendejo” o lo q sea…
Este mundo está lleno de “amigos” que se acuestan con la mujer de su hermano. Gente
que no les importa lo que hacen, sino satisfacer la inmediatez de sus “urgencias”
sexuales y actúan peor que perros, y sabe Dios si realmente sus hijos son sus
hijos (en lo biológico).
Yo felicito a José, quien quiera que sea
(hombre o mujer). Yo alabo y exalto a Dios porque los tales todavía existen, por pequeños o
grandes que parezcan a simple vista.
Y es curiosa esta contemplación mía y
relacionarla con pajaritos.
La verdad, muchas veces –es que nosotros- somos
como ellos. Podemos encadenarnos a personas, a situaciones (por dinero,
conveniencias materiales, sexuales o geográficas) y no percibimos ese momento
de cambiar de actitud apelando a la
aptitud.
Ayer oí a una mujer llorar... No era ese quebrantamiento
del alma, pero era su llorar (ante un desengaño amoroso). No era ese lloro
interno que reconozco o manifiesto al ver las limitaciones del azulejo (o las
mías) pero eran las ajenas, las que padecemos
todos…
Hay que VIVIR A LO QUE SE QUIERE, para
quienes se quiere y NO siempre por “lo” que se quiere.
En mi mente veo a quienes no he visto
y conozco ese aprecio (que ya no es pasión o dependencia). Les saludo, les
aprieto con un abrazo de letras… pero ya las interferencias me apremian con
estas cosas a las que soy invulnerable estando bajo mi propio techo, en ese
lugar que DIOS me ha dado y he pagado con cuotas de esfuerzo y amor.
1 comentario:
Si yo le describiera mi amor intangible a alguien, equis...un hermano de esta tierra que cobija el cielo, muy pocos lo entenderían... supera la pasión, la piel, lo carnal y se centra en la verdadera existencia,
más que en eso que en apariencia "es". Cuando leí la historia de José era adolescente...que adolecen, y ya me adolecía ese otro que vivió hace muchísimos años y que nos mostró sus maneras. Un abrazo de esos que son de veredad, aunque no me puedas ver. Saludos amigo.
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